Marta fue a ver a Merlín y le pidió disfrutar de su sueño más sentido: Un mundo en paz. Merlín accedió, pero la advirtió que no le garantizaba un final feliz. A Marta eso no le importó, y Merlín procedió a hipnotizarla.
De pronto Marta se encontró en una ciudad que era igual que otras ciudades que conocía, y cuando se fijó en la gente no vio ninguna diferencia con la gente de la ciudad en la que ella vivía. Se dirigió a un parque a reflexionar y allí encontró a una mujer casi anciana leyendo un libro, se le acercó y tras saludarla y presentarse le preguntó:
-¿Qué hacen ustedes para que reine la paz en su país?
-Es muy fácil, lo centramos todo en sentirnos seguros, aquí lo que más se persigue es cualquier cosa que provoque conflictos entre la gente. Y le aseguro que aunque las leyes son duras, también son muy justas. -le contestó la mujer.
Marta tuvo suficiente con la respuesta y acto seguido se despertó.
-¿Qué te ha parecido la experiencia? -le preguntó Merlín.
-Me has enviado a un mundo en el que aunque no tienen dictador, viven en una dictadura creada por los miedos y por los mediocres.
-Pero viven en paz, ¿no es así? -objetó Merlín.
-Sí, pero yo no quiero una paz como esa. -Replicó Marta indignada.
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