La imaginación (la cual es una forma de intuición), nos permite ver más allá de las apariencias y de las creencias, cosas que son reales, y eso también nos permite ser creativos y desarrollar lo que llevamos dentro.
A veces, la imaginación deriva hacia fantasías que nos evaden de las situaciones dolorosas, o que nos llevan a mundos mágicos a los que damos por ciertos, e incluso por posibles, o a utopías de mundos mejores, perfectos, y buenos para todos.
Aunque la fantasía choque con la realidad, y a veces ese choque provoque dramas y tragedias, también nos muestra una parte de nuestra propia realidad, y otras veces el choque nos despierta y nos muestra el mundo real, un mundo del que sin ese choque no habríamos sido conscientes.
Como ante tantas otras cosas, todo depende de cual sea la relación que mantengamos con ellas, y para ello se trata de ser conscientes de sus dobles características.
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