sábado, 11 de marzo de 2017

UN MUNDO DE AMOR


   Tenía un nombre y unos apellidos bastante corrientes, pero le llamaban Merlín. No era mago, en realidad era psicólogo y había desarrollado una habilidad muy especial para la hipnosis. Creaba bellos sueños en quienes, por un módico precio, se sometían a sus sesiones. No le faltaba clientela pues había mucha gente que quería disfrutar de una sesión en la que podía realizar sus sueños de ser astronauta, millonario, as del fútbol, modelo de belleza, artista de éxito... Además, el recuerdo de estos sueños era bastante intenso y duradero. 

   Aurora acudió a Merlín y le dijo: 

  -Conozco tus habilidades, pero yo quiero un sueño diferente. Quiero que me lleves a un mundo ideal, pero a la vez real, que se rija por el amor verdadero, donde las relaciones amorosas y de amistad sean duraderas y donde nadie mienta ni abandone a nadie.

 -Si, puedo darte lo que me pides, pero no te garantizo un final feliz. 

 Aurora se acomodó en el sillón, cerró los ojos y se relajó, y Merlín procedió a hipnotizarla.

  Aurora se encontró en la entrada de un valle soleado situado entre montañas boscosas, en el que había prados verdes, cultivos agrícolas, un arroyo cantarín y en el fondo había un pueblo de aspecto sencillo pero bello. Se sintió dichosa, empezó a caminar y se fue encontrando a la gente que trabajaba en el campo, la saludaron amablemente, desprendían una intensa energía de serena alegría, y en sus rostros pudo ver el amor. 

  En el pueblo había algunos hombres sin pareja, y aunque notó que podía enamorarse de cualquiera de ellos, al cabo de un tiempo ninguno le declaró su amor. Abandonó el pueblo y continuó caminando, y fue a pueblos más grandes  y a una ciudad, y en todas partes se repitió la misma situación. Encontraba amigos, pero no a un hombre que la amara. 

   Un día se encontró a una mujer que le recordó a Merlín, y tras explicarle su situación, la mujer le dijo: 

   -Para poder alcanzar este estado amoroso, primero tuvimos que alcanzar la libertad interior. Ningún hombre está hecho para satisfacer tus anhelos amorosos, lo primero es su libertad, por otro lado, hay una cosa que aún no hemos alcanzado: el amor incondicional. Aquí amamos a los demás, primero por su sentido de la libertad, y segundo por lo que aportan al bien común a través de los frutos de su libertad. Tu vienes de otro mundo, de un mundo sin libertad interior, de un mundo de dependencias, un mundo donde lo primero son los deseos particulares, y por eso ningún hombre te ha declarado su amor. Vuelve a tu mundo, y cuando alcances la libertad interior no tendrás la necesidad de ser amada por ningún hombre, y si un hombre te ama sinceramente y tu a él, pues disfrútalo como un regalo de la vida.

   Tras esto Aurora salió de su trance, y cuando hubo despertado totalmente, Merlín le preguntó:

  -¿Cómo te ha ido la experiencia?

  -El final no ha sido feliz, pero ha sido profundo. 

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