domingo, 26 de marzo de 2017

LAS MONTAÑAS DE LA ARMONÍA


  Tres meses después Laura volvió a ver a Merlín y le dijo: 

  -He aprendido a ver la diferencia entre buscar el aprendizaje espiritual y buscar sensaciones de bienestar interior. Sin embargo, dentro de mi hay tensiones que aún no sé como resolver. Me gustaría que enviaras a un mundo armónico para que la experiencia me ayudara a resolver esas tensiones.

   Esta vez Merlín aceptó y Laura se encontró en un estrecho valle rodeado de montañas con laderas boscosas. Al cabo de un rato de caminar por una senda se encontró con un hombre casi anciano, de aspecto sencillo, sereno y alegre, el cual tras los saludos le preguntó: 

  -¿Qué te trae por estas montañas?

  Laura se lo explicó, y el hombre, al que le gustaba mucho hablar, le dijo: 

  -Estas montañas son como una reserva ecológica, como no tienen casi valor económico, el gobierno nos deja vivir en ellas. Aquí no encontrarás ni niños ni jóvenes, para aquí llegamos después de un proceso que dura años. No tenemos leyes, ni jefes, ni organización, y no somos una orden ni una secta, cada cual vive su propia vida y vive solo, cada casa está situada a unos dos kilómetros de la más cercana. Tenemos huertos, aves de corral, algunos tienen ovejas o cabras, otros recogen plantas medicinales, tienen abejas, hacen artesanías... Intentamos vivir en armonía con la Naturaleza, y algunos lo logran. -Dijo el hombre, que consciente de que era un parlanchín, hizo una pausa para que Laura tuviera tiempo de asimilar lo que le decía, y como vio que Laura permaneció en silencio, continuó: 

  -Tenemos un centro de reunión al que vamos cuando necesitamos compañía o simplemente a compartir nuestras experiencias espirituales, y a veces, también vamos al pueblo exterior más cercano, allí adquirimos ropa, calzado y algunos utensilios para la casa, y hablamos con los turistas, pues a ellos les está prohibido entrar en estas montañas.

   Y el hombre se extendió en más detalles, pero Laura se despertó en esos momentos. 

  -¿Irías a vivir a las Montañas de la Armonía? -Le preguntó Merlín.

  -No me lo pensaría dos veces, pero todavía no estoy en condiciones. Todavía tengo dos tensiones que aún no se como resolver. -Contestó Laura. 

  -¿Cuáles son esas tensiones? -Le preguntó Merlín.

 -La primera es que me debato entre mi deseo de soledad para dedicarme a la vida espiritual, y mi deseo de sentirme amada y comprendida. Y la segunda es que todavía estoy demasiado aferrada a la vida urbana y a sus pequeñas comodidades, y no sabría vivir aquella vida sencilla y de soledad.  

   Y Merlín sonrió comprensivo, pues lo mismo le sucedía a él.     


  

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