martes, 21 de marzo de 2017
OTRO MUNDO FELIZ
A la semana siguiente, Ramón volvió a ver a Merlín y le preguntó:
-¿Existen otras posibilidades de mundos felices?
-Sí, he encontrado otro mundo feliz al que puedo enviarte.
Ramón estuvo de acuerdo y al instante se encontró en la mayor plaza de una gran ciudad, en la que miles de personas seguían en directo por unas grandes pantallas de televisión la retransmisión de un pleno parlamentario. La palabra la tenía el presidente del país:
-Hace muchísimos años, en este parlamento se debatió por primera vez la creación de un mundo feliz, y se llegó a la conclusión de que era necesario eliminar los conflictos. Todos los sabios del país dijeron que para ello era necesario que todos los ciudadanos tuvieran las mismas creencias y los mismos deseos. Se intentó esa vía, y todos sabemos que fracasó y cuales fueron las razones del fracaso. -Dijo el presidente e hizo una pausa calculada a la espera de la aprobación general.
En el parlamento la mayoría hizo gestos de aprobación y la oposición adoptó una actitud pasiva, tenían sus razones para ello: en la plaza, todos los comentarios eran de apoyo entusiasta al presidente, el cual continuó:
-Después se llegó al acuerdo de que para conseguir la felicidad era necesario el progreso económico, la perfección moral y la mayor de las libertades posibles, pero todos sabemos que surgieron muchos partidos políticos, y que cada cual quería unas leyes y un sistema económico y político diferente, y que eso creó grandes conflictos y que los conflictos hicieron imposible el progreso económico y la perfección moral.
-Dijo el presidente, el cual recurrió de nuevo a otra pausa calculada, y de nuevo se produjeron las mismas reacciones, y el presidente continuó:
-Por eso, desde hace tres años, y bajo mi gobierno, estamos probando otro medio, el cual nos han facilitado los científicos: la PÍLDORA DE LA FELICIDAD, la que no tiene ningún efecto secundario par la salud, e incluso la mejora, la que nos quita el dolor emocional y la tristeza, la que ha acabado con las depresiones, la que acaba con la frustración y con la insatisfacción, la que elimina el odio y produce sentimientos amorosos y generosos, la que nos causa alegría y hace que no deseemos más de lo que tenemos... Creo que no necesito extenderme más, señores parlamentarios. -Concluyó el presidente, e inmediatamente sonaron los aplausos de su grupo parlamentario y los aplausos entregados e ilusionados en la plaza.
Ramón observó a una mujer que abandonaba la plaza, solitaria y triste. Se acercó a ella y le preguntó por su actitud, y la mujer le respondió:
-El pastel que nos ha ofrecido nuestro presidente es tóxico, pero el niño es caprichoso y sólo le gusta este pastel.
-¿En qué consiste la toxicidad? -Preguntó Ramón.
-Eso tiene que averiguarlo usted. Pero para ello tiene que quitarse sus gafas de buscador de la felicidad.
En esos momentos Ramón se despertó, y ante su aspecto confuso, Merlín guardó silencio.
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