En principio, la agitación nos proporciona la energía para evitar algunas de las cosas que tememos y para conseguir algunas de las cosas que necesitamos o que deseamos.
Cuando cesa la agitación, en nuestros interior todas las cosas por sí solas van ocupando el lugar que naturalmente les corresponde, y esto nos equilibra.
Desde la serenidad las cosas se ven más claras, aumenta nuestra comprensión, y de ésta manera aumenta nuestra sabiduría.
Con mayor saabiduría estamos en mejores condiciones para reducir y para evitar aquellas cosas que tememos, y para liberarnos de aquellas cosas que deseamos pero que no necesitamos, y eso aumenta nuestra libertad, nuestra aceptación, nuestra armonía con el flujo natural de las cosas.
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