Pocas veces, e incluso nunca, nos sentimos parte de una mayoría. Sólo los demás nos ven formando parte de alguna mayoría. Aquello por lo que nos sentimos en minoría puede tener en nosotros dos gran efectos:
*Sentirnos poco amados, poco admirados. En éstos casos ésto suele provocarnos sentimientos de soledad, de baja autoestima. Como ésto nos resulta doloroso, la actitud más frecuente en éstas situaciones es preguntarnos que podemos hacer para que los demás nos amen y nos admiren. A veces no sabemos hacer lo suficiente para conseguirlo, o no queremos hacerlo, otras veces sí.
*Sentirnos amados, admirados. A veces lo que hace que los demás nos amen y nos admireen son cosas que no nos han costado ningún esfuerzo, otras veces son el producto de nuestros esfuerzos y de nuestras capacidades. En ambos casos es fácil que nos sintamos orgullosos de nosotros mismos, incluso superiores o mejores que los demás.
Ante nosotros tenemos siempre dos grandes opciones: Buscar el amor y la admiración de los demás. Permanecer fieles a lo que creemos que es nuestra verdadera naturaleza.
La primera opción nos lleva a buscar cambios en nosotros mismos que sean apreciados por los demás, sin embargo, todo cambio interior puede alejarnos de nuestra verdadera naturaleza o bien acercarnos a ella. ¿Somos conscientes des ésto?
La segunda opción requiere que conozcamos nuestra verdadera naturaleza. Si la conocemos ien, permanecer fieles a ella es la actitud más sabia. Si no la conocemos bien, permanecer fieles a lo que creemos que somos nos lleva a la rigidez y a los errores. ¿Cómo sabemos si conocemos bien o no a nuestra verdadera naturaleza?
Siempre habrá una pregunta para la que no tendremos repuesta, perola vida sigue, no se para hasta que obtengamos las respuestas más saias, así que cada situación tendremos que vivirla con aquello que en ese momento sepamos.
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