Para la gran mayoría de las personas y de los grupos sociales, la libertad vista sobre todo como una herramienta para conseguir lo deseado. A la hora de conseguir lo deseado, con mucha frecuencia, lo que se hace dificulta o impide que los demás consigan sus propios deseos, o bien causa daños a los demás, y debido a ésto se impone la necesidad de poner límites a la libertad, límites que se imponen a través de las normas morales, de las leyes, o directamente a través del uso de la fuerza.
Los límites resultan dolorosos, y por ésto muchas veces se violan las normas morales y las leyes, o bien se recurre a la fuerza para conseguir lo deseado. Otras veces se recurre a las luchas para conseguir un aumento de la libertad, y cuando se consigue esa libertad, vuelve a usarse como herramienta para conseguir lo deseado, y así vuelve la necesidad de poner límites.
Respecto a la libertad y a los límites existen muchas creencias sobre usarlos, y éstas creencias luchan entre sí para imponerse sobre las demás, lo cual da lugar a conflictos, y con los conflictos vienen las consecuencias dolorosas, y debido a ésto surge la necesidad de poner límites.
En fin, un laberinto de artificios y de contradicciones que el Hombre no sabe aún como evitar ni sabe como escapar de él.
A cada individuo, también su libertad le lleva a hacer cosas que le causan dolor, problemas, y por lo tanto eso también le lleva a la necesidad de ponerse límites. Pero los límites son dolorosos, y por lo tanto muchas veces se los salta, con lo cual eso acaba por producirle más dolor, y por lo tanto, la necesidad de ponerse límites.
Frente a todo ésto está la sabiduría de como son y como funcionan las cosas y la aceptación de todo ello, pero alcanzar ésta sabiduría y ésta aceptación requiere tiempo. Así, mientras no llegan la sabiduría y la aceptación, tendremos que aprender a soportar loso diferentes aspectos, las diferentes contradicciones, del laberinto de la libertad y de los límites.
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