A mi modo de ver, sólo quien conoce o intuye toda la realidad de todas las cosas, no tiene creencias.
Las creencias son muy numerosas: Existen las que se pueden clasificar en grupos tales como las creencias mágicas y religiosas, las diferentes tradiciones espirituales, las creencias de las diferentes corrientes filosóficas, las creencias morales y éticas, las creencias o ideologías políticas, y toda una variedad de creencias sobre diversos aspectos de la realidad que no se engloban en ninguna de las categorías anteriores.
Las causas por las que existen tantas creencias, así como las causas por las que cada persona se inclina por unas creencias y rechaza las demás, por qué en la vida de cada persona sus creencias tienen mayor o menor peso, son un misterio, y como todo misterio, existen varias teorías, es decir, varias creencias al respecto.
Entrando en el campo de aspectos más concretos, nos encontramos con que, con mayor o menor intensidad, todos los seguidores de una creencia pretende imponerla al conjunto de la sociedad. También nos encontramos con que los medios y los argumentos a los que los creyentes recurren para imponer sus creencias son muy variados, es decir, obedecen a estrategias diferentes, y por lo tanto, tienen consecuencias diferentes sobre las vidas del conjunto de las personas así como sobre los demás seres vivos y sobre el medio ambiente.
Tal vez el aspecto que más nos llame la atención de las actitudes de los creyentes de cualquier creencia, sean las diferencias entre lo que cada creyente dice y lo que hace, o si se prefiere, las distancias entre lo cree y lo que es capaz de hacer, es decir, hasta qué punto cada creyente está a la altura de las exigencias de su creencia.
Teniendo en cuenta las enormes dificultades para conocer la realidad, teniendo en cuenta todos estos aspectos sobre las creencias, llama la atención que tantas personas crean que la realidad está fielmente reflejada en sus creencias, y que tantas personas guíen su vida sobre todo por sus creencias, es decir, por esas cosas sobre las que nadie puede tener la certeza de que sean ciertas, ni tampoco la certeza de que sean lo mejor para ellos y para el conjunto de la sociedad. Aquí nos encontramos con toda la sensatez y con toda la sabiduría que el Hombre tiene todavía que alcanzar, pero esto también es una creencia, puesto que hay quienes creen que el problema del Hombre es que rechaza las creencias que ellos les ofrecen, o bien que quienes creen lo que ellos creen no lo hacen con la suficiente intensidad.
En medio de todo esto, de vez en cuando luce en nosotros la luz de conciencia, de vez en cuando vemos trozos de la realidad e incluso somos capaces de vivir de acuerdo con la realidad que hemos percibido.
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