La no aceptación del curso natural del Universo y de la Naturaleza se debe al miedo que sentimos hacia las situaciones dolorosas que ese curso trae consigo, miedo que se centra sobre todo en los aspectos relacionados con la muerte.
El miedo a su vez es doloroso, y así, el dolor que sentimos ante algunos aspectos del curso natural, unido al dolor producido por el miedo, nos lleva a desear cosas artificiales, cosas que van en contra del curso Natural del Universo y de la Naturaleza, pero cosas que esperamos que nos resulten placenteras, capaces de acabar con nuestro dolor y de producirnos una situación de placer lo más intensa y duradera posible (Felicidad, salvación, paraíso). Pero intentar conseguir esas cosas artificiales y placenteras nos produce dolor, unas veces debido a lo que tenemos que hacer para conseguirlas, otras veces debido a la frustración de no conseguirlas.
El dolor produce en nosotros odio hacia todo aquello que nos lo causa.
Así, el dolor, el miedo, el deseo y el odio nos encadenan de diversas maneras y de esta manera se convierten en los obstáculos principales a la hora de sentir amor y de aumentarlo, y también a la hora de aumentar nuestra libertad, nuestra sabiduría y nuestra armonía.
Debido a esto, todas las tradiciones espirituales han desarrollado diversos métodos para liberarnos del dolor, del miedo, del deseo y del odio. Sin embargo, estos métodos tiene que ponerlos en práctica cada individuo, o bien cada individuo tiene que desarrollar su propio método o seguir su propio camino, y aquí es donde vienen las dificultades.
Ane las dificultades podemos tomar diversas actitudes, y es aquí donde la vez que caminamos vamos aprendiendo, vamos comprendiendo, y es aquí donde hacemos de la espiritualidad nuestra forma de vida, aunque también podríamos decir que es aquí donde permitimos más o menos que la vida nos viva, que el flujjo nos lleve con él como el cauce lleva al agua del río hasta el mar.
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