Afanes de ida,
que tantos bellos horizontes anhelan.
Fracasos y decepciones,
que están de vuelta.
Atajos y sendas de los que se cruzan
y no se encuentran.
Paseos sin propósitos,
de las soledades serenas.
Tantos pies pisando la misma tierra,
que aunque quiere no puede nutrir a la hierba.
En el mejor camino siempre se piensa,
se pone el afán por llegar a la meta,
más donde se ponen los pies,
sólo se tiene en cuenta
cuando se tropieza o se cae,
o cuando es empinada la cuesta.
La mariposa, pisando ligera,
y adoptando su apariencia,
toma el sol con ella,
y la tierra se alegra,
pues como es,
la mariposa la aprecia.
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