Cada vez que los seres humanos con nuestros comportamiento causamos daños y sufrimiento a los demás seres humanos, a los demás seres vivos, o destrucción medioambiental, nuestra inteligencia, sobre todo las creencias mágicas y religiosas, las filosofías y la ideologías políticas, nos procuran unas justificaciones a nuestros comportamientos destructivos, dañinos y causantes de sufrimiento. Lo paradójico, lo contradictorio, de estas justificaciones es que se hacen en nombre de los siguientes aspectos "positivos", todos los cuales aparecen en diferentes proporciones en cada persona:
*De nuestras necesidades. Sin embargo, cualquieer tipo de deseo que tenemos lo transformamos en una necesidad y así, sea o no sea una necesidad real, todo deseo se mete en el mismo saco de la necesidad.
*De la verdad de las cosas.
*De lo bueno para todos, o para la mayoría, o para mis seres queridos, o para mi grupo social.
*De nuestros derechos y libertades.
Frente a estas bien argumentadas justificaciones, existen dos grandes tipos de alternativas:
*La compasión, el amor, la empatía, el respeto por los derechos de los demás, la moralidad.
*La búsqueda de la armonía con el Universo, armonía que implica aceptar sus leyes naturales.
Nuestras necesidades y deseos, armados con nuestras justificaciones, se enfrentan con nuestras alternativas. De esta manera, dentro de cada uno de nosotros se mantiene una fuerte tensión, una fuerte lucha, y unas veces vencen nuestras justificaciones y otras vecen nuestras alternativas.
Esta misma lucha se mantiene en nuestro interior entre el bienestar que buscamos y el precio que muchas veces tenemos que pagar por él. Aquí, para conseguir el bienestar también encontramos una buena lista de justificaciones, y además nuestra inteligencia nos proporciona muchas estrategias para conseguirlo. Frente al bienestar está la fuerza del dolor que nos produce lo que tenemos que hacer para conseguirlo así como las consecuencias de haberlo conseguido. Cada cual pone en su balanza el bienestar y el precio en dolor, y unas veces vence el bienestar y otras veces la fuerza que nos impulsa a evitar el dolor.
Somos seres en tensión, en lucha, pereo de esa tensión y de esa lucha, surgen la necesidad y la energía para elevar nuestro nivel de conciencia. Y así, poco a poco se van elevando los niveles de conciencia humanos.