Cuando el Ser Humano se encuentra en situación de satisfacción serena, como sus deseos son pocos, es poco el dolor, el daño y la destrucción que puede provocar.
Cuando el Ser Humano se encuentra dominado intensamente por deseos, miedos y creencias, el Ser Humano se vuelve tan peligroso como la intensidad de sus deseos, de sus miedos y de sus creencias.
No es cuestión de amor, ni del bien contra el mal, ni de moralidad.
Es cuestión de ignorancia y de sabiduría:
¿Qué armonías nos satisfacen y serenan?
¿Qué deseos, qué miedos, que creencias no agitan?
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