Hijos de todo padecer,
padres de todo placer y poder,
hermanos de todo ganar y perder.
Cuando pretendemos
convertirlos en nuestros esclavos,
se convierten en nuestros amos.
Sabiduría, liertad, soledad,
armonía, sencillez, serenidad,
son lugares en los que nunca están.
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