En nuestra sociedad existe la firme creencia de que lo más importante para el individuo es aquello que ocurre en sus relaciones sociales. Y de esta manera, para nuestra sociedad lo más importante son también las relaciones sociales.
Las relaciones sociales se realizan siempre a base de una relación entre dos polos, la cual a veces es colaboradora, amistosa, pacífica, y otras veces es tensa y conflictiva, incluso violenta, y todo ello porque de fondo siempre hay unas fuertes contradicciones entre los dos polos de cada relación. Así, tenemos las relaciones entre el individuo y la sociedad, entre el Estado y los ciudadanos, entre los poderosos y los sometidos, entre hombres y mujeres, entre grupos sociales rivales.
En esta situación, hasta ahora a la Naturaleza se la ha visto como algo extraño y separado de la sociedad y del individuo, como un peligro, o como una fuente de superviencia, de riqueza, de poder y de placer, y como algo a lo que había que someter o de lo que había que defenderse. Con la llegada del pensamiento ecologista la Naturaleza adquirió un nuevo papel, y se empezó a verla como algo a que hay que proteger y algo a lo que hay que amar.
Pero la destrucción y los desequilibrios medioambientales, y ahora también el corona virus, ponen de manifiesto que la Naturaleza tiene que ser vista como un tercer integrante de nuestras vidas, con lo cual ya no podemos basarnos en unas relaciones de tipo bilateral, sino en unas relaciones de tipo triangular en las que los lados del triángulo estén equilibrados.
Como podemos ver cada día, a la Naturaleza no podemos ni debemos dominarla, no podemos defendernos totalmente de ella, y la protección que le prestamos y nuestro amor por ella, no están resultando suficientes para evitar que los desequilibrios medioambientales sean cada vez más destructivos y causan más mortandades, con lo cual, es necesario que la Naturaleza pase a ser un actor fundamental en nuestras vidas, tanto en el nivel social como en el nivel individual.
Esto es un nuevo reto, pero por otra parte, es también una manera de vivir más de acuerdo con la realidad del Planeta en el que vivimos, y de darle más importancia a las relaciones armoniosas entre todos los aspectos que componen nuestra realidad, que a las relaciones de poder. Dar este este paso será la única manera de superar nuestros problemas actuales. Ese es el camino necesario para adaptarnos a una realidad a la que no podemos, ni tampoco debemos, dominar.
En todo sería conveniente tener presentes las siguientes palabras de Lao Tse:
"El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al universo.
El universo sigue al Tao.
El Tao se sigue a sí mismo"
(Tao Te King. Cap. 25)
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