Respecto al coronavirus están circulando tal cantidad de noticias y de opiniones, provenientes de tantas fuentes diferentes, de fuente con tantos intereses y creencias diferentes, que hemos llegado a un punto en el que parece que la única verdad que existe es que existe es la confusión misma.
Por un lado, existe un enorme volumen de información y de opiniones, y no tenemos tiempo ni tampoco las veracidades necesarias para averiguar que es lo que hay de verdad o de mentira en cada noticia o en cada opinión.
Ante esto, hay quienes optan por el escepticismo, mientras que otros optan por dar por buenas solamente a aquellas noticias y opiniones que se ajustan a sus intereses y a sus crencias, y rechazan las las demás.
Ante esto, nos quedan los siguientes recursos:
*Nuestra serenidad, la cual libre de la agitación producida por el enorme ruido que producen las controversias, las afirmaciones y las negaciones, pueda ver que es lo que resulta plausible y qué es aquello que sólo obedece a los variados intereses y a las diversas creencias.
*Nuestra intuición, la cual requiere, sencillez, serenidad y casi siempre soledad.
*Nuestra conciencia, nuestras convicciones más hondas, las cuales, aunque no siempre lleguen a la realidad de las cosas, son siempre las que más se acercan a la verdadera realidad, a la realidad que está más allá de los intereses y de las opiniones.
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