domingo, 30 de septiembre de 2018

LOS CAMINOS DE LA COMPASIÓN


  Caminante llegó a una encrucijada de tres caminos y allí  encontró sentada a una anciana de aspecto profundo y sabio que, con los ojos cerraos, parecía estar meditando. En silencio se sentó frente a ella y la observó con detenimiento. Al cabo de unos minutos la anciana abrió lo ojos, sonrió serena y amablemente a Caminante y le dijo:

  -Hola, me llaman Compasiva y veo que eres un caminante, al igual que yo. 

  Caminante contestó al saludo, se presentó y dijo:

-Veo que estás ante tres caminos. 

-La compasión tiene tres caminos. El de amor al prójimo, el del idealismo revolucionario, y el de enseñar a los demás a ser autosuficientes, libres y armónicos, y estaba meditando sobre cual de ellos seguir. -Dijo Compasiva. 

-Cada uno tiene sus piedras, sus atajos falsos, sus flores y sus consecuencias. -Dijo Caminante en tono filosófico. 

-Si, es cierto. Pero yo meditaba sobre el peso que cada uno de ellos tiene dentro de mi, y sobre cual es el que está más en armonía con mi conciencia.
 -Dijo Compasiva. 

-Yo creo que hemos de seguir el camino más sabio, el que tenga más capacidad para liberarnos y para armonizar. Yo busco la sabiduría caminando  hacia el horizonte de ser autosuficiente, libre y armónico con la Naturaleza. -Dijo Caminante. 

-Verás, tal vez un camino sea más efectivo que los otros y con consecuencias menos dolorosas, pero me he dado cuenta de que el único camino que podemos seguir es el que está más en consonancia con nuestra conciencia, y que por eso nos parece el mejor. Yo meditaba porque dentro de mí tienen diferente peso los tres, y meditaba sobre las consecuencias y las tentaciones que cada uno presenta. -Replicó Compasiva en tono sereno y amable.

  -¿Cuales crees que son las consecuencias de cada uno?. -Preguntó Caminante.

  -La respuesta que te diera sería sólo mi opinión personal y para ti no tendría ningún valor. El verdadero valor está en las consecuencias que veas por ti mismo. -Contestó Compasiva. 

  -De acuerdo, pero dime al menos cuales son las tentaciones. -Pidió Caminante. 

  -A mi modo de ver ser trata de tres: Amar y ayudar con la intención de recibir una recompensa. Considerar a la gente como a niños necesitados de un padre sabio y protector. Conseguir poder para dirigir y para imponer las propias creencias a todo el mundo. -Respondió Compasiva. 

 -Mientras meditabas he observado que tu cara pasaba por la serenidad, por el dolor y por la alegría, y que después volvía la serenidad. ¿A qué se debían esas expresiones? -Preguntó Caminante.

 -La serenidad se debía a que me sentía liberada de la mayoría de mis viejos deseos. El dolor era debido a ver como la mayoría de la gente sigue prisionera de unos deseos que le producen tanto sufrimiento, y la alegría se debía a la libertad que me produce caminar en pos de la sabiduría y de la armonía. La serenidad volvía cuando pensaba en compartir eso con quiera escucharme. 

  Caminante guardó silencio y Compasiva añadió a modo de conclusión:

  -La compasión me impulsó a buscar soluciones contra el sufrimiento humano, y hoy veo que las soluciones están en la sabiduría y en la armonía que cada individuo adquiera. 

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