domingo, 9 de septiembre de 2018

EL AMOR: ¿VIRTUD O ARMONÍA?



            "El Maestro es bueno con quienes
                                              son buenos.
             También es bueno con quienes no lo son.
              Esto es verdadera bondad."
                (Lao Tse. Tao Te King. Cap. 49)

   En nuestra sociedad occidental, a este tipo de amor lo llamamos amor incondicional y lo consideramos la máxima virtud moral. Es el amor que predican y exigen las religiones que se basan en la Biblia, es el amor que predican y exigen todos los moralistas, es el amor que exigimos a los demás cuando les pedimos que nos acepten y nos amen como somos. 

   Pero se da la paradoja de que aunque se le llame incondicional, es la condición que se exige a los demás para premiarles: Es el premio de la salvación que prometen las religiones, es el premio de la admiración y la valoración que prometen los moralistas, es el premio del amor que prometemos a los demás a cambio de que nos acepten y nos amen como somos.

  En todas las ramas del pensamiento occidental se cree firmemente que este grado de amor sólo se consigue a base de sacrificios y del esfuerzo de la voluntad, es decir, de una fuerte lucha interior contra nuestros defectos. 



    Para Lao Tse, este amor se consigue cuando se alcanza la armonía con el Tao, armonía que el Maestro ha alcanzado. Pero el Maestro no ha conseguido esta armonía ni a través de sacrificios, ni a través de la fuerza de la voluntad, ni de una fuerte lucha interior, la ha conseguido a través de la comprensión profunda de las manifestaciones del Tao en el Universo, en la Naturaleza y dentro de sí mismo, comprensión a la que ha llegado a través de la observación paciente y serena. 

   Además, el Maestro no ama incondicionalmente porque espere un premio o porque lo considere una virtud o un deber moral, el Maestro ama porque amar es lo natural y lo espontáneo en quien ha alcanzado la armonía con el Tao. 

   Puede que el lector vea estas comparaciones como una pretensión de mostrar las "superioridad" del pensamiento oriental sobre el occidental, y puede que sea cierto que yo tenga esa pretensión. Esto se debe a nuestra visión dualista, la cual considera que unas cosas son mejores que otras, "superiores" a otras. Ahora bien, el lector también puede optar por ver estas comparaciones  de otras dos formas: 

   * Como una reflexión sobre las diferentes visiones que ha desarrollado el pensamiento humano. 

  * Como un medio para la comprensión profunda.

 La comprensión profunda surge de nuestra reflexión y de la observación paciente y serena y la alcanza nuestra conciencia, y es nuestra conciencia la que se decanta por aquella visión del mundo con la que está más en sintonía. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario