jueves, 13 de septiembre de 2018
ESPERANZAS Y DECEPCIONES
Las esperanzas quieren alcanzar lo más alto, quieren ser torres, pero solo son chimeneas cuyo humo que ensucia el cielo.
Decepciones, hojas secas caídas en un suelo estéril.
Esperanzas en conseguir lo soñado, en solucionar nuestros problemas. Esperanzas en conseguir lo deseado haciendo lo adecuado. En que el viento sople a nuestro favor, en que los demás se comporten como deseamos. Esperanzas, siempre esperanzas, aunque es de ellas de donde nacen las decepciones, y cada cual sabe el dolor y los daños que éstas le producen.
Casi nadie está satisfecho con lo que tiene, y quiere más, y casi todo el mundo tiene problemas, y ante estos dos aspectos, la opción de vida de la gran mayoría de la gente es la esperanza. Pero conseguir lo esperado requiere pagar un precio, correr unos riesgos, y si no se consigue viene la decepción. Aún así, la opción de la mayoría de la gente es que mientras vea una esperanza de conseguir lo deseado está dispuesta a pagar precios, a correr riesgos y a sentirse decepcionado. Además, la esperanza oculta un hecho: Cuando se consigue lo esperado, ésto pronto deja de resultarnos suficiente.
La esperanza esclaviza, la esperanza hace que en torno a ella surjan los farsantes, todo tipo de gente que nos venden cualquier cosa que facilite la consecución de nuestras esperanzas, y que incluso nos venden todo lo que esperamos, o nos crean falsas esperanzas acompañadas de la necesidad de conseguirlas. Pero mientras hay esperanza, la mayoría de la gente no sólo está dispuesta a correr riesgos y a pagar precios, sino que muchísimas veces lo hace gustosamente, alegremente, es decir, esperanzamente.
El mito nos dice que cuando Pandora abrió su caja de ella salieron todas las desgracias. Cuando Pandora lo vio tapó rápidamente la caja y en ella sólo quedó la esperanza, es decir, ante cualquier situación siempre nos queda la esperanza. Se dice también que: "Mientras hay vida hay esperanza", "La esperanza es lo último que se pierde." también se dice que podemos conseguir lo que deseemos siempre y cuando nos lo propongamos, y se dicen muchísimas cosas más a favor de la esperanza desde todos los ámbitos y creencias. Así la desesperanza nos resulta terrible y eso nos hace más dependientes de la esperanza. De hecho, nuestra sociedad se sostiene sobre la base del poder que todo tipo de esperanzas ejercen sobre nosotros, y son nuestras esperanzas las que nos hacen dependientes emocional y materialmente, y son ellas las que hacen posible que seamos dominados, controlados y manipulados.
Frente al poder que las esperanzas tienen sobre nosotros, existen otras opciones para que nos liberemos de ese poder, para que seamos libres, y para que orientemos nuestra vida. Así, Lao Tse nos presenta la siguiente opción de vida:
"El poder del Maestro es así:
permite que todo vaya y venga
sin esfuerzo, sin deseo.
Nunca espera un resultado,
y así jamás se decepciona.
y porque jamás se decepciona,
su espíritu no envejece jamás."
(Tao Te King. Cap. 55)
Vivir de acuerdo con la opción de vida que nos muestra Lao Tse presenta dificultades y es un proceso largo y lento, pero es un camino que se dirige hacia un horizonte de armonía.
Basar nuestra vida en conseguir nuestras esperanzas es vivir alternando ilusiones, espejismos, contradicciones, tensiones y cadenas. Es vivir dentro de un laberinto de alternancia entre penas y alegrías, agitaciones y excitaciones y sólo unos pocos momentos de serenidad o de satisfacción, un laberinto del que nuestras propias esperanzas nos impiden salir. Un laberinto donde las decepciones nos van entristeciendo, agotando nuestra energía vital, envejeciendo nuestro espíritu.
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