La visión panorámica consiste en ser conscientes del TODO que nos rodea, de ese TODO del que somos una parte, y se conscientes de como se relacionan entre sí todas las partes que componen ese TODO. Sólo la serenidad nos permite tener una visión panorámica.
Cuando queremos alcanzar algún objetivo, toda nuestra atención y todas nuestras energías las ponemos exclusivamente en aquello que está directamente relacionado con la consecución de lo que deseamos. Cuando tenemos éxito esta actitud se refuerza. Cuando fracasamos, en vez de buscar una visión panorámica quedamos prisioneros, (a veces de forma obsesiva), de culpar a los demás, a la mala suerte, y sin saber pensar en nada más que no sea en los "fallos" de nuestras estrategias y de nuestras tácticas, y en como podemos elaborar otras estrategias y tácticas que nos den el éxito.
Esto mismo nos ocurre cuando queremos escapar de un dolor, de una preocupación, o cuando queremos resolver un problemas.
Esta visión centrada en un sólo punto es la más adecuada cuando se trata de escapar de peligros físicos inminentes, o de conseguir una necesidad urgente para nuestra supervivencia. Pero al utilizar esta capacidad (con la que nos ha dotado la evolución) para otras cosas, estamos cayendo en la desarmonía, en el artificio, en las actitudes erróneas, en las que un artificio substituye a otro artificio, y eso lo pagamos con nuestro dolor y, muchas veces con el dolor que les causamos a los demás.
Por otra parte, todo esto impedirá que consigamos la serenidad necesaria para tener una visión panorámica. Sólo desde una visión panorámica podremos afrontar y atender los diversos aspectos concretos de nuestra vida.
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