Los obstáculos que la vida le presenta a quien busca la libertad son como vallas.
Pero a quien recurre a las alas de su conciencia espiritual, la vallas son algo que se puede saltar y un lugar en el que posarse y descansar.
Un lugar, desde el que otear serenamente nuestro horizonte y encontrar el mejor camino.
Los obstáculos no van a desaparecer nunca de nuestro camino, y esto hay que aceptarlo. Pero todo obstáculo es un estímulo y una oportunidad para el crecimiento interior.
Quien pretenda eliminar los obstáculos se atará a ellos, quien sea sabio como el petirrojo, aprenderá a volar y los usará como apoyo y como otero.
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