martes, 30 de julio de 2019

LO VIEJO Y LO NUEVO

         ¿Es este pájaro viejo o tradicional?


          ¿Es este pájaro nuevo o moderno?

    El Tao se manifiesta en el Yin y en el Yang, en ellos se hace energía, movimiento, vida, dando lugar a una armonía compuesta de "orden" y "caos" alternándose, y lo hace de muchas maneras visibles para la mente humana. Una de las maneras de manifestarse es eso a lo que llamamos viejo y eso a lo que llamamos nuevo. Ante nuestro ego y ante nuestra mente dualista, ante esa mente puesta al servicio de conseguir unos objetivos, lo nuevo siempre está en pugna con lo viejo. Lo nuevo siempre necesita ocupar su propio espacio, su propio lugar, para poder desarrollarse plenamente, y lo viejo es el obstáculo que tiene que vencer, por eso siempre está intentando apartarlo, o derrotarlo, o someterlo, o manipularlo, o destruirlo.

  Lo viejo, un día fue algo nuevo que consiguió imponerse a lo que entonces era viejo. Como vencedor que en su día fue, los viejo es muy fuerte y sólo es derrotado cuando ha agotado su propia energía, sus propios recurso, su propia razón de ser, o cuando lo nuevo es más fuerte. 

   Cuando lo viejo nos parece mejor que lo nuevo, resistimos frente a las novedades, y nos quejamos, y las condenamos, y por por mucho que resistamos, un día lo viejo es derrotado. Cuando lo nuevo nos parece mejor, nos quejamos de lo viejo, arremetemos contra ello, nos agitamos y nos frustramos si no lo derrotamos, y no entendemos, que mientras lo viejo tenga su razón de ser, mientras no agote sus energías, resistirá, y que sólo será apartado o derrotado por algo más fuerte. 

   Visto por nuestro ego y por nuestra mente dualista, estas son las leyes que rigen las cosas, y visto por nuestro ego y por nuestra mente dualista, no podemos ni alterar esas leyes, ni violarlas, sino que hemos de aceptarlas para no sufrir daños mayores. Sólo podemos eludirlas dejando de resistir, dejando de atacar, dejando de querer controlar o dominar. 

   Nuestro ego y nuestra mente dualista y racional, así como nuestras emociones y sentimientos, no entienden la verdadera naturaleza del Yin y del Yang, no entienden que no son enemigos, que ninguno nunca derrotará al otro, que no son bueno ni malo, viejo ni nuevo, que cada una de ellas es una fuerza en tensión con la otra, que ambas son fuerzas igualmente necesarias, fuerzas que se alternan, fuerzas que cuando alcanzan su plenitud ceden su puesto y dejan que la otra alcance su propia plenitud, y así forman un flujo, un ritmo, y aquí no caben las luchas, sino la danza armónica con el ritmo, con el flujo. Esta comprensión sólo emerge en el sencillo, sereno y liberado reino de la conciencia. 


      Para nuestro ego y para nuestra mente dualista, la rama puede simbolizar  lo "auténtico" creado por la Naturaleza, y en comparación, la antena puede simbolizar lo "artificial"  creado por el Hombre. 

   Los pájaros son nuestra conciencia, y ellos no hacen éstas distinciones, ambos ven a la rama y a la antena solamente como lugares prácticos donde posarse. 

   La rama, un día se secará y acabará volviendo a la Madre Tierra, la antena, un día se romperá y se convertirá en chatarra, pero generación tras generación, habrá pájaros, y habrá conciencias que vuelen, se posen y comprendan. 


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