sábado, 1 de diciembre de 2018

SOSTENIDOS Y COMPARTIENDO




   Insatisfecha le pidió a Caminante si podía verle otra vez, y quedaron en el mismo sitio para el domingo siguiente. Cuando se separaron, Caminante empezó a pensar que tal vez había sido duro con Insatisfecha. 

  Cuando se volvieron a ver, Insatisfecha empezó la conversación diciendo: 

-Me gustaría que me hablaras de compartir. 

-Todos tenemos necesidades, tanto materiales como emocionales. Si te pones a pensar en como está organizada la sociedad, verás tres cosas: Una es que está organizada en beneficio de los ricos y poderosos; otra es que cada persona se centra en conseguir lo que necesita y lo que desea para sí mismo; pero verás también que nuestras necesidades materiales las cubren otras personas, tales como el campesino cultivando nuestros alimentos, el albañil construyendo nuestras casas, el obrero fabricando los diversos productos que usamos cotidianamente, el médico curando nuestras enfermedades, el camarero sirviéndonos una cerveza o un café, etc, y sobre ellos nos sostenemos, al igual que los pájaros se sostienen sobre los árboles, los peces en el agua, y quienes caminan se sostienen sobre el suelo. -Dijo Caminante. 

  -Voy entendiendo, continúa por favor. -Pidió Insatisfecha.

   -Cuando tenemos una necesidad material cubierta quedamos liberados tanto del miedo y del dolor que nos produce no tener esa necesidad cubierta, como de la esclavitud que nos produce todo lo que nos vemos obligados a hacer para cubrirla. Sostenidos sobre esta base de libertad y de seguridad, disponemos de energía para trabajar y producir los bienes o los servicios que otros necesitan, y también para cultivar nuestro interior, para cultivar nuestros potenciales naturales, y disponemos de la generosidad necesaria par compartir con los demás los frutos que hemos cultivado, en ese compartir, el que comparte halla una satisfacción y el que recibe halla una base que le sostiene y le permite cultivar su interior, sus potenciales naturales y compartir con los demás. 
 -Dijo Caminante. 

 -¿Y esto funciona igual en el caso de los afectos y de las emociones? -Preguntó Insatisfecha.

  -Sí. A veces nos sentimos solos y tristes porque no recibimos todo el cariño que creemos necesitar, o que creemos que nos merecemos, pero siempre llega un momento en el que alguien nos da una muestra de afecto, o alguien cuya compañía nos produce una satisfacción, y eso nos libera de nuestra tristeza, y eso se convierte en un sostén para cultivar nuestro interior y compartirlo con los demás. Y así se  crea una red de relaciones donde cada cual da libremente y con satisfacción lo que tiene, y donde siempre hallamos algo de lo que necesitamos, pero la clave está siempre en nuestro sentido de la generosidad. -Dijo Caminante. 

  -Pero es que los demás son muy poco generosos conmigo. -Objetó Insatisfecha. 

 -Sobre los demás no tienes ningún poder, y tampoco tienes ningún derecho a exigirles nada, no te ates a esas exigencias. Sé libre, y piensa que dentro de ti tienes la capacidad para la generosidad, la capacidad para hacer algo que satisfaciéndote a ti, a la vez sirva de sostén a los demás, y así iniciar una red de sostenimiento y de compartir. Aunque te parezca una paradoja, la insatisfacción no se cura recibiendo de los demás pues lo que los demás nos dan siempre nos resulta insuficiente, la insatisfacción se cura compartiendo aquello que siempre llevamos dentro, aquello que a los demás les produce alguna satisfacción. -Concluyó Caminante.   


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