domingo, 2 de diciembre de 2018

CADENAS Y LIBERACIÓN




  Insatisfecha decidió acompañar a Caminante el resto del día, y al cabo de una hora de caminar le dijo: 

  -Me siento como encadenada, y no me refiero a las cadenas que nos pone la sociedad, sino a mis cadenas interiores, ¿qué puedo hacer para liberarme?

  -Entendiendo que las principales cadenas no son las que nos pone la sociedad sino nuestras cadenas internas ya has dado un gran paso. El segundo paso es que seas consciente de cuales son las cadenas que te atan. -Respondió Caminante. 

 -¿Cómo puedo saber cuales son esas cadenas? 
   -Preguntó Insatisfecha. 

  -Mientras necesites a alguien que responda a tus preguntas sobre los aspectos más importantes de tu vida, nunca serás consciente de cuales son tus cadenas. La liberación sólo empieza a producirse cuando uno toma conciencia por sí mismo de cuales son las cadenas que le atan. -Respondió Caminante, e Insatisfecha guardó silencio durante unos minutos, para luego decir: 

  -De acuerdo, pero ¿hay un tercer paso para liberarse?

  -Sí, valorar la libertad como el mayor tesoro, entender que la libertad tiene el valor que nosotros le demos y escapar a la trampa de usar la libertad que tenemos como una herramienta para conseguir lo que deseamos, pues así nos atamos a los deseos y perdemos la libertad. Verás, por más que estés de acuerdo conmigo, la valoración más acertada y más profunda sobre la liberación que hagamos depende sólo de nuestro nivel de conciencia y de nuestra sabiduría. Todo lo demás que oigas, que leas, o que yo pueda decirte puede servirte solamente para reflexionar, pero liberarse es cosa de cada cual, es cosa de que escojamos nuestro propio horizonte y caminemos por nuestro propio camino. Cuanto más claro sea el horizonte y más sencillo el camino, más profunda será la liberación. -Concluyó Caminante. 

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