martes, 13 de marzo de 2018

EMOCIONES Y SOCIEDAD





   Los valores dominantes de nuestra sociedad son casi totalmente unos valores artificiales, mientras que nuestras emociones corresponden por completo al mundo natural. 

     De esta manera, los valores dominantes de nuestra sociedad interfieren, perturban y distorsionan continuamente nuestras emociones, y lo hacen de maneras muy diversas, y que por otra parte, los expertos en conducta humana o no ven, o no investigan todas las consecuencias que los valores dominantes tienen sobre nuestro mundo emocional, y no lo ven y no lo estudian, porque eso cuestionaría profundamente muchos de nuestros valores dominantes, y los poderosos no lo permitirían y la mayoría de los ciudadanos se sentiría presionado para cambiar sus creencias y su forma de vida, y eso no le gustaría a la gran mayoría. 

   Como nuestra sociedad está basada en conseguir deseos, y eso requiere luchar y competir contra los demás, se valoran las emociones asociadas a la valentía, a la osadía, a la fuerza de voluntad, y se condena la cobardía, el miedo y la debilidad de carácter. Pero muchos individuos no tienen el suficiente valor, ni la suficiente fuerza de voluntad para hacer frente a las exigencias de la sociedad, y su sistema emocional sufre, y no sabemos que consecuencias tiene ese sufrimiento sobre el conjunto de su persona y sobre sus reacciones en las relaciones con los demás. 

    Luchar y competir contra los demás entra en contradicción con nuestros deseos de ser amados y de amar. Así, nos vemos obligados a odiar a nuestros enemigos y a nuestros rivales, y cuando estamos con nuestros seres queridos, nos encontramos cansados de luchar o con la necesidad de poner una gran parte de nuestra energía en la lucha, y nos encontramos con preocupaciones y problemas derivados directamente de la lucha, y eso reduce nuestras energías amorosas, y las relaciones amorosas pierden en intensidad y en satisfacciones. Por otra parte, las relaciones amorosas a veces son difíciles o complicadas, y éstas pérdidas de energía amorosa contribuyen a ello o a no hallar soluciones. 

    Luchas nos produce dolor y esto nos lleva a la búsqueda de emociones placenteras, y esto nos esclaviza, y toda esclavitud nos produce dolor, y todo dolor nos produce búsqueda de placer, y esta espiral acaba por determinar la mayor parte de nuestra vida. 

    En nuestra sociedad, los valores dominantes intentan que las emociones se subordinen también a los valores morales. Se nos impulsa a conseguir nuestros deseos, y se nos condena si no usamos los  medios moralmente dominantes. Pero cuando el deseo alcanza cierto grado de intensidad, el individuo puede olvidarse fácilmente de los valores morales y recurrir a los medios que tenga a su alcance para conseguir el preciado deseo.

   Así, el individuo se encuentra con una fuerte tensión entre conseguir sus deseos y respetar los valores morales, y esta tensión tiene consecuencias sobre su sistema emocional, consecuencias sobre las que nadie se dedica a sacar conclusiones públicas, pues eso cuestionaría profundamente nuestra forma de vida. 

    Los expertos en conducta humana dice que se dedican a buscar las causas de esa conducta, pero lo  hacen llevados por la visión dominante de que lo más importante es conseguir los deseos. Así, cuando estos expertos hacen recomendaciones o cuando aplican terapias, lo hacen con el objetivo de que el individuo se convierta en alguien apto para seguir luchando por la consecución de sus deseos. A veces consiguen sus propósitos, pero los problemas emocionales de la sociedad continúan sin resolverse pues la visión dominante no es armónica con el sistema emocional humano. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario