jueves, 25 de enero de 2018

SOMOS SERES EMOCIONALES


   Los mecanismos de supervivencia de nuestro cuerpo constan de nuestros sentidos, de las capacidades de nuestro cerebro, y de nuestras emociones. Nuestras emociones son el producto de millones de años de evolución en contacto y dependencia directa de la Naturaleza, viviendo como seres sociales organizados en pequeños grupos. 

    Las primeras civilizaciones y las primeras ciudades sólo tienen unos pocos de miles de años, y hasta el siglo XX, la mayoría de las personas vivían en un contacto bastante directo con la Naturaleza y en pequeñas poblaciones. 

   Así, tenemos unas emociones que evolucionaron en un marco que no es el marco en el que actualmente vivimos la mayoría de los seres humanos. Cómo además hace poco tiempo que creamos las civilizaciones y que vivimos en ciudades, no hemos tenido tiempo de que la evolución adapte nuestras emociones al entorno en el que actualmente vivimos. 

   Pero este no es el único artificio relacionado con nuestras emociones, sino que nuestras emociones se ven fuertemente interferidas, distorsionadas, por la civilización, por la cultura, por las creencias y por la moralidad. 

    Vivir en sociedad implica respetar unas normas de conducta, pues de lo contrario la convivencia pacífica y respetuosa con los demás no sería posible, sin embargo, en nuestra sociedad no sólo se controlan nuestros actos, sino que también recibimos multitud de presiones sobre nuestras emociones, multitud de intentos de controlarlas, de dirigirlas. Y aunque no podemos controlar nuestras emociones (sólo podemos controlar nuestros actos, y no siempre) se nos dice qué emociones son buenas y cuales son malas, cuales debemos desarrollar, y cuales debemos reprimir. 

   Todo esto impide que las emociones ocupen en nuestras vidas el lugar que naturalmente les corresponde y que cumplan las funciones para las cuales las ha desarrollado la evolución. Aquí tenemos otro ejemplo de como el Ser Humano para conseguir sus deseos de posesión y de poder y control, recurre a sus creencias y a sus valores morales y además los adora y los considera como lo superior y lo que define al Ser Humano, y así le da la espalda a la Naturaleza, lo cual significa vivir divorciados del hecho de que somos Universo, Naturaleza, seres espirituales y divinos.

   

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