viernes, 5 de enero de 2018
SOMOS NATURALEZA
La Naturaleza es una parte del Universo, y al igual que somos Universo somos Naturaleza. Tenemos más conciencia de nuestras relaciones con la Naturaleza que con el conjunto del Universo por nos sentimos más cerca, y ser consciente de la Naturaleza nos permite ser conscientes del Universo.
Existen muchas visiones sobre la Naturaleza, pero sólo unas pocas presentan al Hombre como Uno con Ella. Nuestra mente puede entender que somos Uno con la Naturaleza, pero no nos vemos como parte de Ella. Así, hay quienes la temen, otros se aprovechan de ella para conseguir bienes materiales, riqueza, poder y placeres, y hay quienes la consideran buena, amiga, y la defienden y quieren protegerla, pero todas y cada una de estas actitudes son un impedimento para podernos ver como lo que realmente somos.
No solamente vemos las relaciones con los demás como más importantes que las relaciones con la Naturaleza, sino que también separamos nuestra visión de la Naturaleza de los demás aspectos de nuestra vida, y así no vemos la importancia real y enorme que la Naturaleza tiene en todos y cada uno de esos aspectos. No solo nos sentimos separados de la Naturaleza, sino que al no ver como se relacionan las cosas, vivimos, pensamos y sentimos, como seres únicos y separaos, y eso hace que vivamos, pensemos y sintamos como seres fraccionados interiormente, y ahí está la raíz de nuestro sufrimiento.
Al no vernos como Naturaleza no podemos armonizar con Ella y en esa situación nos quedan dos opciones: Seguir un camino espiritual en busca de la aceptación del natural fluir de las cosas, o intentar dominar y controlar a la Naturaleza para así conseguir nuestros deseos, pero esto intento de dominio y de control nos hace prisioneros de nuestros deseos.
Prisioneros de nuestros deseos ponemos toda nuestra energía en ellos, y cundo no los conseguimos nos frustramos, y cuando los conseguimos al cabo de un tiempo ya no nos satisfacen y tenemos que conseguir más. Para conseguir nuestros deseos entramos en conflicto con los demás, y de los conflictos nacen los daños que causamos a los demás y los que ellos nos causan a nosotros.
Nuestra mente puede comprender estas dinámicas de las diferentes maneras de relacionarnos con la Naturaleza, pero esta comprensión es sólo la primera puerta para una comprensión profunda, para una comprensión que nos lleve a pensar, a sentir y a vivir conforme a nuestra verdadera naturaleza. Ahora bien, si ponemos todas nuestras energías en conseguir nuestros deseos, en solucionar nuestros problemas y en escapar a nuestras preocupaciones, no nos quedará energía para alcanzar esta comprensión.
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