miércoles, 22 de agosto de 2018

RELACIONES CON LA REALIDAD




   ¿Qué es la realidad?

   En torno a esta pregunta ¡Cuánto se ha dicho, cuanto se ha especulado, cuanto se ha afirmado y cuanto se ha negado, cuantas obras de arte han girado en torno a las diversas maneras de ver la realidad!

  Y aunque hay una realidad que los sentidos y los experimentos y observaciones científicas pueden ver y comprender, y además estar en lo cierto, sigue habiendo dos problemas por resolver: 

  El primero es la imposibilidad de captar la realidad última de las cosas pues siempre hay una pregunta sin respuesta sobre la realidad. 

  El segundo es la imposibilidad de mantener una relación directa con aquello con lo que nos relacionamos. Cuando nos relacionamos con los demás, cuando nos relacionamos con la Naturaleza, cuando leemos, escuchamos músicas, contemplamos una obra de arte, o cuando recibimos cualquier información, siempre hay algo que nos separa de aquello con lo que nos relacionamos, de tal manera que no nos resulta posible abarcar su totalidad, capta toda su energía, comprender todo su significado, comprender lo que los demás nos dicen o captar al completo sus sentimientos. 

   Es como si estuviéramos dentro de una burbuja de cristal y aquello con lo que nos relacionamos estuviera dentro de otra. Esas burbujas son el estado de nuestra conciencia y nuestra sensibilidad. Pero además interpretamos lo que captamos, y lo hacemos en función de nuestros deseos, de nuestras emociones, de nuestras energías y estados de ánimo, y de nuestras creencias. 

    Pero pese a todo esto, una parte de la realidad con la que nos relacionamos tiene la capacidad para atravesar nuestra burbuja, es decir, siempre hay algún tipo de comunicación con la realidad con la que nos relacionamos. 

  La comunicación con esa realidad nos produce unas sensaciones, unas emociones y unos pensamientos, y sobre todo, esa comunicación despierta en nosotros diferentes aspectos de todo aquello que llevamos dentro, y dentro llevamos todo lo que somos y todo lo que necesitamos. Es decir, aunque no podemos relacionarnos directamente con la realidad ni abarcarla en su totalidad, tenemos la capacidad para ser conscientes de todo lo que se mueve y se despierta en nuestro interior, y esa capacidad se desarrolla explorando las relaciones que mantenemos con los diversos aspectos de la realidad que podemos captar y experimentar. 

   Cada una de las cosas que podemos captar y experimentar nos produce unas reacciones diferentes, despierta cosas diferentes en nosotros, por lo tanto necesitamos ver la relación que existe entre aquello que captamos y que nos produce experiencias, y lo que se mueve y se despierta dentro de nosotros. Vista esa relación, se trata de cultivar la relación con los aspectos de la realidad que nos producen más sensaciones de libertad, de serenidad, de plenitud y de armonía, y dejar que el tiempo vaya actuando. 

   No podemos captar la realidad al completo, y por eso no deberíamos ocupar nuestros pensamientos ni nuestras energías en ello. Pero hay aspectos de la realidad que sí podemos conocer y que deberían ocupar nuestra atención y nuestras energías: Se trata de intentar ver lo que hay detrás de nuestras creencias, de nuestros miedos, de nuestros deseos y de nuestros valores morales, y ver también las ilusiones y las falsas realidades que todos estos aspectos nos crean. 

   Si no podemos ver la realidad última de las cosas, al menos liberemos a esa realidad de todos los disfraces, de todas las capas de pintura, de todas las ilusiones que las cubren. 



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