domingo, 12 de agosto de 2018

MECANISMOS DE CONTROL POLÍTICO


    Los más poderosos, junto con sus ayudante de rango superior, han desarrollado una enorme capacidad en el uso de los mecanismos de control social. Sobre la base de esta capacidad no sólo pueden permitir que exista la democracia, sino que también les conviene su existencia, ya que las diferentes libertades y derechos de los ciudadanos no ponen en peligro su poder y sus privilegios. 

  Además, un sistema de libertad individuales como es la democracia permite a los individuos desarrollar sus inteligencias, sus capacidades creativas, sus iniciativas y sus ambiciones, y este desarrollo siempre acaba beneficiando a los más poderosos, pues estas capacidades siempre acaban siendo utilizadas en el sistema económico que los poderosos controlan o en los mecanismos de control social.

   Por otra parte, en los países democráticos los poderosos  han conseguido que los diferentes partidos que pueden ganar unas elecciones sean partidos que en la práctica defienden directamente o bien aceptan el poder y el modelo social que favorece a los poderosos. 

   En nuestra sociedad existen movimientos sociales que critican a los poderosos. Así, quienes se consideran de izquierdas critican el desigual reparto de la riqueza y piden más derechos sociales para los más desfavorecidos. El movimiento feminista critica y combate el hecho de que las mujeres no gozan de igualdad real de derechos y de oportunidades. El movimiento ecologista critica ciertas prácticas de ciertas empresas y de los gobiernos y pide leyes proteccionistas para el medio ambiente. Los miembros de las numerosísimas ONGs critican la pobreza, las desigualdades sociales y la falta de humanidad. La mayoría de los ciudadanos se indignan por la corrupción política y exigen una honestidad total. 

   Si nos fijamos bien en todos estos movimientos, ninguno de ellos presente ninguna alternativa al actual modelo social y político. Todos ellos defienden en la práctica que en el actual modelo social y político se pueden conseguir aquellas mejoras que los críticos demandan. En suma, critican pero aceptan. 

   Las libertades políticas estimulan y permiten la existencia de muchas fracciones sociales, y por otro lado, esto crea conflictos entre las fracciones. Además, los poderosos a veces rivalizan entre ellos y manipulando y sobornando, consiguen el apoyo de algunas de esas fracciones y la usan como arma contra sus rivales.

   Esto explica lo conflictos actuales, y esto también nos muestra que el control de los poderosos todavía no es total, pues no tienen el control de la dinámica de las relaciones entre las fracciones, y no tienen más remedio que permitir al individuo ciertas grietas por donde puede escapar a los mecanismos de control, siempre y cuando el individuo tenga un espíritu libre. 

   Sobre estas bases, el control político queda en manos de los partidos, los cuales están dirigidos por personas muy ambiciosas que sólo tienen el objetivo de gobernar, no el objetivo de cambiar realmente las cosas. Para gobernar se necesitan los apoyos de los ciudadanos, ya sea en las urnas o en las calles. Para conseguir votos y apoyos en las calles, los partidos políticos recurren a los siguientes mecanismos de control político: Confianza, esperanza y halagos. 

  Confianza. 

    Para conseguir la confianza de los ciudadanos, lo primero que el partido tiene que demostrar es capacidad, eficacia y solidez, y todos estos aspectos tienen que estar muy representados en los candidatos que el partido presenta. El ciudadano quiere que los partidos les resuelvan sus problemas y que les faciliten la consecución de sus deseos, y a cambio de esto está dispuesto a entregarle su voto y su apoyo, lo cual significa también, que le entrega una buena parte de su libertad y de su poder, pues el ciudadanos prefiere conseguir sus deseos antes que ser libre.

  Esperanza.

   El ciudadano está insatisfecho, frustrado, tiene problemas, y espera que los políticos gobiernen de forma que con sus leyes y decisiones creen unas situaciones en las que se acaben sus problemas y las cosas mejoren. El ciudadano cree en la felicidad y necesita que los partidos políticos refuercen su fe en ella. La gran mayoría de los ciudadanos no valora su mundo interior, no creen que hayan de cambiar sus convicciones ni elevar su conciencia, sólo quieren que las cosas sean de una manera determinada, y envista de la insatisfacción y frustración de sus vidas, se aferran a la esperanza de que los políticos con su forma de gobernar den lugar a situaciones donde todo sea mejor para ellos, donde podrán cumplirse sus sueños. Sin esperanza no ven la manera de alcanzar la soñada felicidad. 

Halagos.

  A veces creemos que la gente se siente insignificante, con pocas capacidades, o incluso llena de defectos. Pero esta visión es incompleta o engañosa. En realidad, en la gran mayoría de la gente domina la creencia de son personas especiales, con muchas virtudes y capacidades, se creen honestos, bondadosos, y se creen tratados injustamente pues no ven reconocidas ni premiadas esas capacidades y esas virtudes, y además y sobre todo, la gente se cree llena de derechos a conseguir todos sus deseos. Y los políticos saben esto, y los políticos les dan la razón en sus discursos y en sus declaraciones, es decir, les halagan, y el halago es un arma muy eficaz para ganarse el apoyo de la gente, pues al fin y al cabo, todo el mundo quiere que le quieran, que le valoren, que le den la razón. 

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    Existen muchas personas que no votan, existen muchas personas que votan al que consideran el menos malo, existen muchas personas que no creen en la política o en los políticos, existen muchas personas que creen que no las controlan los políticos, que no se dejan manipular por ellos. La mayoría de estas personas son poco activas o incluso pasivas en temas sociales y políticos, con lo cual no significan ningún peligro, ni siquiera una molestia, ni para los poderosos ni para los políticos. Tras unas elecciones, los ganadores podrán gobernar no sólo sin que estas personas se les opongan, sino que podrán gobernar con su apoyo indirecto o pasivo. 

  Desde el punto de vista político y ante cualquier gobierno, la sociedad se divide en tres grandes bloques: El bloque que apoya activamente al partido gobernante; el bloque que, fraccionado en diversos partidos, se opone al parido gobernante; y el bloque que podríamos considerar de los indiferentes, es decir, de aquellos que no dan su apoyo activo a ningún partido. Así, el partido gobernante se encuentra con que tiene el apoyo activo de los suyos y el apoyo indirecto o pasivo de los indiferentes y esto siempre significa tener el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. 

   Nadie escapa al control político, todos jugamos un papel político. Pero el mundo político no domina todos los aspectos de nuestras vidas si nosotros no le dejamos, existen unos márgenes en los que podemos vivir, existen otros mundos, podemos vivir en compañía de las personas afines a nosotros, de nuestros seres queridos, podemos vivir en nuestra vida privada, en nuestra soledad buscada, en nuestro mundo interior. En esos mundos podemos ser libres y hallar nuestras satisfacciones y nuestra plenitud. 

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