lunes, 13 de febrero de 2017

DIÁLOGO SOBRE PROBLEMAS


   Varios amigos se reunían en un bar tras salir del trabajo, y mientras tomaban una cerveza dialogaban sobre diferentes temas. 

  -¿Qué te pasa Andrés, que vienes tan enfadado?
-Preguntó Teresa. 

  -Problemas, siempre problemas, con mi jefe, con mis compañeros, por culpa de estos políticos ineptos que cada día empeoran más las cosas, y eso se nota en el trabajo. 

  -Pues si yo te contara los problemas que tengo con mi ex-marido... -Dijo Teresa.

  Estos comentarios le hicieron decir a Ramón:

 -Y claro, los problemas son siempre por culpa de los demás. Vosotros sois los buenos, las víctimas y los que tenéis la razón, y ellos son los malos, los verdugos y los que están equivocados. 

  -Y es que es así. -dijeron a la vez Andrés y Teresa.

 -No sé que parte de razón tenéis vosotros y qué parte de razón tienen ellos, pero el que os empeñéis en considerarlos así no os deja ver la realidad de los problemas. -dijo Ramón. 

 -¿Y qué realidad es esa? -Preguntó Teresa.

 -Vosotros les culpáis a ellos, ellos os culpan a vosotros y a otras personas, y éstas personas a su vez culpan a otros, y así nadie es responsable de nada, y por lo tanto nadie se plantea cambiar su actitud, y como cada cual sigue aferrado a sus justificaciones y a su razón, nadie cambia, y como nadie cambia, pues nada cambia, y los problema siguen y siguen. -Contestó Ramón. 

-No sé, no sé, no lo veo claro. -Dijo Teresa. 

Antes de que Ramón interviniera de nuevo, Pedro dijo: 

-La única forma de solucionar los problemas es luchar para cambiar las cosas a fondo. 

Pero Olga le replicó:

 -En estos momentos ni hay esperanzas, ni hay ganas, ni hay partidos ni líderes capaces, y además los poderosos hacen fracasar todas las luchas. La gente se queja, pero luego no está dispuesta a solucionar sus problemas luchando. 

De nuevo intervino Ramón y dijo: 

 -Aunque creo que Olga tiene razón, y aunque la gente estuviera dispuesta a luchar, la lucha acaba con un problema pero crea otros.

-Explícate mejor. -Pidió Ana. 

-El hecho de que una lucha triunfe no significa que se acaben los problemas, pues los que la pierden no siempre se conforman con la derrota y buscan la manera de seguir luchando. Pero sobre todo, porque el que lucha cree que él no tiene que cambiar, que los que tienen que cambiar son los demás, las leyes, los valores morales de los demás y las formas de gobernar, por lo tanto, él no cambia. Si las luchas triunfan, los luchadores al llegar al poder no han cambiado por dentro, con lo cual a la hora de gobernar crean nuevos problemas o no acaban con todos los viejos. -Dijo Ramón.

-Así, hemos llegado a una situación en la cual la clave es que el Ser Humano cambie, ¿no es eso Ramón? -Dijo Ana, la cual pidió a Ramón que continuara con su exposición.  

  -A lo largo de la historia siempre han aparecido personas sabias que han aportado las mejores soluciones posibles. Ante esta sabiduría, unos les despreciaban e incluso les perseguían, otros no les hacían caso, y sólo una minoría les seguía. A veces esa minoría se convertía en mayoría, pero a la hora de poner en práctica esa sabiduría, o no se solucionaban los problemas o bien se creaban otros nuevos. -Dijo Ramón. 

  -¿Y entonces, qué podemos hacer? -Preguntó Teresa. 

  -Yo creo que el problema real es que aunque ya esté dicho todo lo sabio que el Hombre ha descubierto, y aunque esa sabiduría acabaría con los problemas, la inmensa mayoría de los individuos no hemos cambiado interiormente lo necesario como para vivir de acuerdo con la sabiduría a la que admiramos. -Respondió Ramón.

  ¿Y cómo podemos cambiar interiormente? -Preguntó Ana. 

 -He pensado y leído mucho sobre eso, y aunque he tenido diferentes opiniones al respecto, finalmente he llegado a la conclusión de que eso depende de cada individuo, esa es nuestra libertad y nuestra aportación a la mejora de esta sociedad.
-Concluyó Ramón. 

                    *************

   Un problema es un deseo frustrado de que las cosas sean como las deseamos, es un miedo a que ocurra lo que no deseamos. 

       "El Maestro ve las cosas tal cual son
        sin intentar controlarlas.
        Deja que sigan su propio curso
        y reside en el centro del círculo."

          Lao Tse. Tao Te King. Cap. 29 


  

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