Todos sabemos encontrar culpables y culpas, incluso encontrar nuestras propias culpas.
Todos sabemos encontrar justificaciones para nuestros propios actos, y a veces justificamos los actos de los demás.
Sin embargo, es poco habitual que sepamos ver más allá de las culpas y de las justificaciones, y que nuestros actos se guíen sólo por la naturalidad, pues la naturalidad nos produce más miedo que las consecuencias de nuestros actos desarmónicos. Y así nos enredamos en diferentes complejidades sobre culpas y justificaciones morales, sobre premios, sobre castigos, sobre perdones, sobre sinceridades e hipocresías, sobre bondades, sobre maldades....
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