Cuando culpamos o nos culpamos, lo hacemos llevados de la moralidad y de los deseos de que las cosas sean como las queremos.
Cuando nos justificamos, lo hacemos llevados por el deseo de ser admirados, premiados y amados y por el miedo a ser despreciados, castigados y odiados.
Pero de ésta manera no podemos conocernos a nosotros mismos, pues son muchos lo aspectos que reprimimos o que no tenemos en cuenta.
A la hora de bastarnos, y a la hora conocernos, lo primero de todo es la sencillez y la serenidad, las cuales van dando paso a las intuiciones y a escuchar a la conciencia, y así van apareciendo las aceptaciones de lo que tenemos y de lo que somos, y así tomamos conciencia de que tenemos suficiente.
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