jueves, 1 de noviembre de 2018

LA DINÁMICA DE LAS LUCHAS


  Ex-luchadora era una mujer de aspecto enérgico, aunque con una energía que había ido dando lugar a una firmeza serena y flexible. 

  -¿Por qué  has dejado las luchas? -Preguntó Caminante. 

  -Primero luché en diferentes luchas sociales y políticas, y vi que fuera cual fuera la causa por la que se luchara, todas las luchas presentaban unos rasgos comunes. El primero es que se parte de la idea de que quien lucha tiene toda la razón y que sus razones son más elevadas que las razones de aquellos contra los que se lucha. Aunque te parezca una simplificación, se crea el mito de un Bien que combate contra el Mal, el mito de Dios combatiendo contra el Diablo. Al tener esa visión de las cosas y al poner toda la energía en la lucha, no sólo te esclavizas a tus objetivos  a los medios que usas para conseguir la victoria, sino que además quedas imposibilitado para comprender la realidad amplia de las cosas, en especial para comprender el papel real que juega cada cosa y como se relacionan las cosas entre sí. -Contestó Ex-luchadora. 

  -Pero están las opresiones, las injusticias, el hambre, la pobreza, la falta de libertades y de derechos, la corrupción... y mucha gente que cree que se ha de luchar contra eso. -Dijo Caminante.

  -Todo esto contra lo que tanta gente cree que hay que luchar existe debido a los niveles de conciencia del conjunto de la sociedad, pero como ya te he dicho, las luchas no permiten ver como se relacionan las cosas, y además, las luchas, al poner la energía en cambiar lo externo impiden que los luchadores pongan su energía en cambiar su propia conciencia, y si triunfan imponen nuevas leyes, pero las conciencias siguen siendo las mismas que en el pasado, pero las luchas continúan,  y continuarán mientras no se produzca un cambio profundo en las conciencias del conjunto de la sociedad. -Argumentó Ex-luchadora. 

  -Aunque tengas razón, están las luchas de cada individuo por conseguir sus sueños, sus ilusiones...¿Qué opinas de esas luchas? -Dijo Caminante.

  -Que  son cadenas, que son trampas, que son sueños e ilusiones. Cadenas porque es atarse a unos deseos, trampas porque se busca la felicidad y esa búsqueda es la mayor fuente de sufrimiento, sueños e ilusiones porque aunque se consiga lo buscado pocas veces resulta como se imaginaba o porque las satisfacciones de lo conseguido tienen fecha de caducidad. -Contestó Ex-luchadora.  





Caminante guardó un silencio reflexivo y al cabo de unos pocos minutos dijo:

   -Después decidiste seguir un camino espiritual, ¿en qué consistió tu lucha?

  -Dejé de luchar contra las creencias diferentes a las mías y me centré en intentar convencer a quienes me escuchaban y en buscar gente que me escuchara. Por suerte no convencí a nadie.
  -Respondió Ex-luchadora. 

 -¿Por qué dices eso? -Preguntó Caminante sorprendido de la respuesta de Ex-luchadora.

 -Porque si hubiera convencido a alguien hubiera corrido el peligro de convertirme en una líder de un grupo, imponiéndoles mi visión sobre lo verdadero y lo falso, esclavizándome a mi deseo de dirigir, lo cual también me hubiera impedido comprender la realidad de las cosas y elevar mi conciencia y la de mis seguidores. -Contestó 
Ex-luchadora.

  -¿Y después que hiciste? -Preguntó Caminante. 

  -Luchar por conseguir mis metas espirituales, y enseguida me encontré con obstáculos, con un Diablo interior al que tenía que derrotar, y comprendí que centrar mi atención y mis energías en esas luchas me esclavizaba a ellas y también me impedía comprender la realidad de cada una de mis fuerzas interiores, me impedía armonizarlas.
-Respondió Ex-luchadora.

 -Me despierta muchas reflexiones esto que dices, y me gustaría que me respondieras a otra pregunta: A veces necesitamos luchar para defender ese espacio, esa soledad, esa serenidad, esa libertad que usamos para cultivar nuestro mundo espiritual, ¿Qué actitud tomaste ante eso? 
-Preguntó Caminante. 

  -Actitudes diferentes en función de cada situación concreta, pero siempre estando muy vigilante para no caer en el peligro de creerme un Ser Bueno que luchaba contra un Diablo exterior. Además, procuraba que tras el fin e la lucha volviera a sentirme serena y libre. -Contestó 
Ex-luchadora.

  -¿Y ahora que haces? -Preguntó Caminante. 

  -Me limito a cultivar mi huerto interior y a compartir sus frutos con quienes me escuchan gustosos, pensando que tal vez esos frutos les despierten unas reflexiones que les ayuden a seguir su propio camino, con sus propios pies y hacia sus propios horizontes. -Concluyó
Ex-luchadora. 




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