Estudiante era un joven de veinte años que estudiaba filosofía. Sus estudios no se limitaban a los libros ni a las clases de la universidad, también se interesaba por conocer el pensamiento de todos aquellos con los que se encontraba, y a todos preguntaba por la verdad.
-Yo camino hacia un horizonte que ha surgido en mi interior, un horizonte producido por mis momentos de serenidad y de profundidad. -Le contestó Caminante.
-Pero horizontes hay muchos, al igual que hay muchas visiones diferentes de las cosas. Yo creo que verdad sólo hay una, y me confunde que hayas tantas creencias y visiones diferentes. -Dijo Estudiante.
-Yo también pienso lo mismo, por eso yo busco la raíz de todo en la energía que me impulsa a seguir caminando hacia mi horizonte. -Dijo Caminante.
-¿Y qué has encontrado? -Preguntó Estudiante.
-Energía, impulso, intuición, conciencia, silencios sin conceptos, sin palabras, silencios serenos como los del alba justo antes de que empiecen a cantar los pájaros. -Respondió Caminante.
Estudiante nunca había oído una respuesta como esa y sin saber que decir cerró los ojos y guardó un silencio profundo, y cuando los abrió vio a Caminante a lo lejos seguir su camino.
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