Caminante le estaba explicando a su amigo Juan como era el paisaje por el que había caminado los últimos días y cuales habían sido sus sensaciones, a lo que Juan le dijo:
-Se nota que te lo pasas muy bien.
-Sí, para mí la mayor satisfacción está en las sensaciones que me produce no sólo lo observado, sino también lo aprendido. Soy caminante, todos lo somos, todos somos aprendices, lo importante es caminar y aprender, lo importante es buscar en eso las satisfacciones. -Dijo Caminante.
-Pero vivimos poco tiempo, la vida es muy incierta, y sobre todo, no hay manera de saber que es lo mejor, por eso hay que pasarlo bien, hay que conseguir estar satisfecho el mayor tiempo posible, eso es lo más importante. -Replicó Juan.
-Creo que está bien pasarlo bien, conseguir satisfacciones, disfrutar de los regalos de la vida y de los placeres sencillos, pues sin todo esto no podríamos soportar el dolor que la vida nos produce. Pero sin aprendizaje, por todo placer se paga una factura en dolor, factura que casi siempre es mayor que el placer obtenido, y así el Hombre se esclaviza a la búsqueda de esos placeres de los que no aprende nada, a esos placeres que a ti te parecen lo más importante de la vida. -Concluyó Caminante, el cual se quedó pensando en otras tres fuentes de satisfacción: La de crear, la de cultivar y la de comprender, y pensó que también esas fuentes requerían aprendizaje, y quedó satisfecho con estos pensamientos.
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