jueves, 24 de mayo de 2018

PODER Y SABIDURÍA


  Todos tenemos cierto poder (y deseamos tener más). El poder lo usamos para dos grandes cosas:

  * Para conseguir placeres, satisfacciones, objetivos, sueños, ilusiones, ideales. 

  * Para solucionar nuestros problemas, para combatir las adversidades, para evitar o para derrotar al dolor. 



  La sabiduría consiste en comprender como son las cosas y como se relacionan entre ellas, para comprender como son y como fluyen el Universo y la Naturaleza, y además, la verdadera sabiduría nos permite vivir en armonía con lo comprendido.

  La sabiduría de los sabios nos resulta muy útil, es un mapa y una brújula para que podamos descubrir nuestro propio horizonte, pero está expresada en manchas negras sobre un papel en blanco (o sobre una pantalla electrónica), y por ello no podemos comprenderla por entero, no podemos conseguir que se convierta en nuestra sabiduría, y por ello nos resulta insuficiente. Ni siquiera el contacto directo con los sabios nos resulta suficiente para que su sabiduría pase a nosotros al completo, y no existen los magos que puedan concedernos el deseo de ser sabios. 



  Nuestra propia sabiduría la empezamos a adquirir cuando tenemos interés en ella, cuando la valoramos no para conseguir cosas, sino por ella misma, por las satisfacciones que nos producen nuestros descubrimientos y nuestras comprensiones. 




  Nuestra sabiduría se agranda cuando comprendemos las consecuencias de usar nuestro poder para conseguir placeres, satisfacciones, objetivos, sueños, ilusiones, ideales. 





  Nuestra sabiduría alcanza la plenitud debido a las tensiones que se producen en nuestro interior y a las energía producidas por éstas tensiones cuando buscamos la manera de solucionar nuestros problemas, de combatir nuestras adversidades, de derrotar a nuestro dolor. 

   Para todo ello tenemos nuestras vivencias y los efectos que nos producen, y tenemos la conciencia que tomamos de ellas. Esto es todo, pero nos resulta suficiente. Lo demás es buscar por senderos falsos, por senderos que solemos considerar fáciles o bellos, o por senderos que nos ofrecen los gurús tramposos. Pero descubrir esos senderos es algo que sólo podemos hacer por nosotros mismos. 

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