jueves, 17 de mayo de 2018

AMOR Y LIBERTAD





   El amor lo llevamos en nuestros genes, en nuestra conciencia y en nuestro espíritu, y siempre está pugnando por salir y manifestarse en nuestras emociones, pensamientos y actos, y esto es lo natural. Pero interviene e interfiere la sociedad con el artificio de su moralidad, con sus creencias religiosas y políticas y con sus leyes. Unos dicen que hemos de amar a los demás, que el amor por ellos es lo más importante de la vida. Otros nos dicen a quienes y a qué cosas hemos de amar, y a quienes y a qué cosas hemos de odiar. Y esto se nos dice desde que nacemos, y esto ejerce una enorme presión sobre nosotros, la cual limita nuestra libertad. 

   La libertad la necesitamos para evitar el dolor que nos producen la opresión y las injusticias, la necesitamos para poder conseguir por nosotros mismos aquello que necesitamos, y la necesitamos para poder desarrollar todos nuestros potenciales, para caminar por nuestro camino espiritual, para alcanzar la armonía y la liberación.

  Amor y libertad, ambos tan vitales y tan necesarios, sin embargo, debido a nuestros actuales niveles de conciencia, el amor y la libertad nos producen fuertes tensiones: 

  * Nuestra visión dualista nos lleva a que al amar a alguien o a algo, odiemos a quien significa un peligro para aquellos a los que amamos, y a que odiemos a todo aquello que representa un obstáculo para conseguir lo que amamos, y así surgen los conflictos y el dolor que nos causamos los unos a los otros. Esta tensión sólo puede superarse si superamos nuestra visión dualista de las cosas. 

  * Todo el amor que damos a los demás nos resta libertad. Todo el amor que recibimos de los demás tenemos que pagarlo, y eso también nos resta libertad. Por otra parte, las relaciones amorosas fácilmente pueden crearnos dependencias emocionales. 

 * Toda la energía que ponemos en ser libres se la restamos a nuestra capacidad para amar, y por lo tanto, se reduce el amor que los demás nos dan, y nos encontramos con que queremos ser libres y a la vez ser amados, y esto, con nuestros actuales niveles de conciencia no es posible. 

 * El amor que damos a los demás tiene premio, ya se trate de los premios que los demás nos dan, ya se trate de las satisfacciones interiores que nos produce. Pero lo que tenemos que hacer para conseguir esas satisfacciones nos resta libertad, y esas satisfacciones pueden producirnos adición. 

  * Ser libres significa, en primer lugar, se autosuficientes materialmente y emocionalmente, y la libertad plena se alcanza cuando creemos que no necesitamos nada. Pero esto nos produce tensiones con los demás las cuales reducen el amor mutuo, y también se producen tensiones interiores. 

   Nuestra vida está dominada por estas tensiones, y no nos sirve ninguna estrategia para escapar de ellas. Sólo hay dos situaciones en las que estamos libres de estas tensiones: En soledad y cuando compartimos lo que cultivamos en nuestro interior con personas afines a nosotros.

  Ahora bien, tenemos que tener en cuenta que si bien no podemos escapar a estas tensiones, en realidad esas tensiones nos producen dos cosas fundamentales para nuestro camino espiritual: 

   * El impulso para buscar la comprensión, y el impulso para buscar la armonía y la liberación.

  * La energía imprescindible para que podamos vivir en armonía y sin esfuerzos con lo que hemos comprendido.  

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