lunes, 2 de abril de 2018

TRES SABIDURÍAS


   Existen tres sabidurías que son los mayores tesoros del Hombre, pero de las que sólo llegan a ser conscientes quienes siguen un camino espiritual. Estas tres sabidurías son las que surgen de la receptividad ante lo que nos rodea, de la receptividad ante lo que sucede en nuestro interior, y del hecho de compartir lo que hemos descubierto.


   La receptividad ante lo que nos rodea.
 Somos receptivos cuando ponemos atención, y sobre todo, somos receptivos cuando nos serenamos, especialmente cuando la serenidad hace que nuestra conciencia vibre en la misma frecuencia que el mundo que nos rodea. siendo receptivos aumentamos nuestro conocimiento sobre el mundo que nos rodea, y aumentando ese conocimiento podemos alcanzar mayor armonía con el Universo y con la Naturaleza.



  La receptividad ante lo que sucede en nuestro mundo interior. 
 Somos receptivos cuando ponemos atención, cuando nos serenamos, especialmente cuando nuestra conciencia vibra en la misma frecuencia que las energías de nuestro cuerpo, y somo receptivos cuando no nos justificamos ni nos culpamos. Siendo receptivos aumentamos nuestro conocimiento sobre nosotros mismos y así podemos ser más libres interiormente y más armónicos, tanto con nosotros mismos como con el Universo y con la Naturaleza.



Compartir lo descubierto.
Lo que nuestra conciencia descubre es sabiduría, y compartir esa sabiduría es dejar que circulen libremente nuestras energías. El hecho de compartir hace que cuanto más compartamos más tengamos. Nuestra conciencia adquiere energía y sabiduría en la soledad libre y serena, pero aumentamos nuestros tesoros cuando los compartimos. Somos raíces, tronco y ramas que se sostienen y se nutren de la Madre Tierra y que reciben luz y calor del Padre Sol. Las flores de nuestra conciencia producen frutos, todo fruto alimenta y deja semillas. Esto es el flujo natural del Universo, de la Naturaleza, de nuestra conciencia.

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  Frente a la sabiduría la ignorancia, la cual tiene cuatro causas:

  * El insuficiente desarrollo de nuestra conciencia. Esta causa requiere elevar ese nivel, pero nadie tiene la fórmula precisa y eficaz para ello. Sin embargo si podemos ser conscientes de nuestras insuficiencias. 

* Las esperanzas, es decir, en vez de aceptar el natural fluir de las cosas, esperar que el futuro sea como lo deseamos. Las esperanzas nos ciegas y nos esclavizan debido a lo duro que a veces nos resulta aceptar el fluir natural, y por los bellos placeres que nos proporciona el hecho de tener ilusiones y creer que se pueden conseguir. 

* Las creencias, esas visiones parciales, insuficientes y distorsionadas de las cosas, y ese creer que la verdad y lo bueno están en aquello que creemos, sobre todo cuando compartimos creencia con más gente. 

* El escepticismo, ese no creer en nada que tiene como consecuencia el no abrirse a nada más allá de lo que los sentidos son capaces de captar y la mente miope es capaz de entender. El escepticismo carece de receptividad y por lo tanto es estéril. 

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