domingo, 8 de abril de 2018

LO OCULTO Y LO MOSTRADO


  La verdad, ¿para qué la buscamos? Cada cual tiene sus propias razones para buscarla. Casi nunca nos basta con lo que se nos muestra, y así pensamos que la verdad casi siempre está oculta detrás de algo, en el fondo de algo, más alta que algo, o bien, oculta por alguien que no quiere que la conozcamos. Y creemos en lo oculto, en lo esotérico, en lo misterioso, en las leyendas, en los mitos, en las maravillas del pasado. 



   La verdad siempre acaba asomando o emergiendo desde lo oculto, y entonces nos percatamos de que ya la teníamos vista y de que es igual que nosotros. Y sin embargo, seguimos sin darnos cuenta de que lo que se nos muestra es siempre igual que lo que está oculto, que lo oculto es una sombra, un reflejo de lo que se nos muestra. Seguimos sin entender que nuestro problema consiste en NO saber reconocer la verdad cuando se nos muestra a plena luz del día. 

  Platón, en su Mito de la Caverna decía que lo que veíamos ante nuestros ojos eran sombras de lo verdadero (hoy diríamos que eran sombras chinescas). De la misma manera podemos decir que las sombras son reflejos de lo que se nos muestra a plena luz del día.  

   En La India tienen el concepto de Maya, la ilusión que no nos deja ver la realidad de las cosas, pero Maya actúa tanto sobre lo oculto como sobre lo mostrado. 



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