domingo, 29 de abril de 2018

LO DOMINANTE Y LO ALTERNATIVO




   Lo dominante.

   Los valores, verdades y creencias dominantes, como su nombre indica, son los que dominan en esta sociedad. Dominan por varias razones: 

  * Porque son los que más convienen a los poderosos y a todos los ambiciosos que viven a su sombra y a su servicio. 

  * Porque son los más valorados por los mediocres admiradores o aduladores de los poderosos y de sus ayudantes, aduladores que valoran más la seguridad y la comodidad material que la libertad y la búsqueda de la verdad. 

  * Porque en los actuales niveles de conciencia del Ser Humano el aspecto conservador tiene mucha fuerza. Lo conservador tiene dos grandes aspectos que crean una fuerte tensión en el individuo: 
  1) El aspecto de lo probado, de lo conocido, de la verdad descubierta y válida. 
  2) La rigidez de defender lo viejo y que impide que las cosas fluyan y evolucionen. 

* Porque estamos en una etapa histórica conservadora, es decir, en una fase del ciclo cósmico en la cual, en la conciencia dominante de la Humanidad tiene más fuerza lo dominante que lo alternativo. 


Lo alternativo.

  Pero lo alternativo siempre está presente como una fuerza de reacción frente a lo dominante, y existe no sólo para compensar y equilibrar a lo dominante, sino también con el afán de convertirse en lo dominante, y esto se debe a las siguientes razones: 

  * En el terreno puramente social, porque muchos ambiciosos no encuentran lugar para sus ambiciones al servicio de los poderosos y, defendiendo lo alternativo, buscan la manera de convertirse en poderosos. 

  * Porque en las conciencias de muchas personas lo que más fuerza tiene es la justicia, la compasión, la libertad, la búsqueda de lo nuevo, de lo desconocido y el descubrimiento de los misterios, con el doble e inseparable objetivo de la liberación propia y el bien común para el conjunto de la sociedad. 

"Sencillez" y "complejidad".

  Pese a que existen muchas corrientes y formas de lo conservador, (e incluso lo conservador aparece a veces disfrazado de alternativo, como es el caso de los nacionalismos y de las religiones combatientes), lo dominante consta de unos pocos valores y de unas pocas verdades, se muestra más sencillo y con ello da la imagen de solidez.

  Mientras que lo alternativo consta de una multitud de creencias. Lo dominante, en parte debido a su menor complejidad, y en parte debido a la ambición y a la búsqueda de la seguridad y de la comodidad, se presenta más unido, con menos discrepancia internas que lo alternativo, que si bien tiene en la variedad su riqueza, también tiene en ella su principal debilidad a la hora de combatir a lo dominante y presentarse como una alternativa sólida y fiable. 

La credulidad.

  Otro aspecto fundamental es la credulidad, la cual se da tanto entre los que defienden a lo dominante como entre quienes luchan a favor de lo alternativo. 

   Entre los que defienden a lo dominante, la credulidad ante lo que defienden los poderosos y sus ayudantes, es una forma de no reconocer los defectos de lo propio ni las virtudes de lo alternativo, pues ese reconocimiento pone en un serio problema sus ambiciones, o bien su seguridad y sus comodidades. 

     Entre los que luchan por lo alternativo la credulidad tiene dos aspectos: 

   1) Creer en ello solamente porque es nuevo, porque es diferente, porque es alternativo. 

   2) Creer en toda crítica a lo dominante, y creer solamente por rechazo a lo dominante, por creer que en lo dominante todo es opresión, injusticia, abuso y mentira. 

  Acuerdos y divergencias. 

  A nivel social, resulta muy difícil ponerse de acuerdo a la hora de mejorar las cosas, pues aquí se mezclan las diferencias de intereses, de creencias y de egos, de tal forma que hacen muy difícil el acuerdo, lo cual juega siempre a favor de lo dominante. 

   Por el contrario, los acuerdos resultan más fáciles cuando se trata de rechazar algo impuesto por lo dominante. La mayoría de los ciudadanos, tanto entre los defensores de los valores dominantes como de los valores alternativos, se creen víctimas de los poderes del Estado, y ante lo que consideran un abuso o una injusticia, fácilmente se indignan y salen a la calle a gritar su indignación y sus consignas. Y en la calle les esperan los demagogos con el objetivo de manipularles para así conseguir sus ambiciones personales. 

   Cada cual tiene su propia visión de las cosas, y es libertad interior, pero esa libertad interior interior deja de existir, tanto cuando se busca la seguridad y la comodidad que ofrecen los valores dominantes, como cuando la pasión de la indignación lleva a la gente a la calle a gritar a coro contra algo, o a favor de algo. Mucha reunida es un rebaño, y el rebaño no piensa, se limita a actuar dirigido por sus propias emociones y por quienes manipulan esas emociones. Dentro del rebaño el individuo no es libre porque al no poder analizar serenamente las cosas, el individuo pierde su libertad interior. 

   Dominante y alternativo, (cada cual sus nombres respectivos y diferentes en todas las tradiciones y creencias) dos fuerzas en pugna en el Universo, en la sociedad y en el interior del individuo. Dos fuerzas que en su pugna eterna producen la energía que mueve al mundo, la energía que hace evolucionar a las sociedades y la única energía que posibilita la liberación del individuo. Por eso, que nadie espere derrotar a la fuerza contraria. Si lo dominante venciera definitivamente, el resultado sería la parálisis, si lo alternativo derrotara definitivamente a lo dominante, el resultado sería el caos. Sólo pugna trae el equilibrio y la armonía, y con ellos permite el desarrollo de la Vida y de la Conciencia. 

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