-Siempre nos estamos haciendo preguntas, a veces infinidad de preguntas, supongo que es porque no hallamos las respuestas o bien las respuestas que hallamos no nos resultan satisfactorias. ¿Qué opinas Maestro? -Preguntó una discípula.
-Tengo que responderte con más pregunta. La primera es:
¿Para qué quieres las respuestas?
-Realmente no lo sé. -Contestó la discípula.
-La segunda pregunta es:
¿Qué peso tienen en tu vida las respuestas
que obtienes?
-Realmente no lo sé. -Volvió a contestar la misma discípula.
-Las preguntas y las respuestas nos muestran nuestro nivel de conciencia. A mi modo de ver todo es cuestión de ser conscientes de por qué nos hacemos las preguntas y de qué hacemos con las respuestas, pues a mi entender, en seer conscientes están las preguntas que no nos haremos más y los horizontes que podremos alcanzar. -Respondió el Maestro y guardó silencio.
La discípula, también en silencio, pensó que nuestras creencias, nuestras actitudes y comportamientos, tenían unas causas y unas consecuencia, y ¡Qué poco conscientes éramos de todo ello!
Siempre atentos a nuestros deseos y a nuestros problemas, nos olvidamos, tanto de ahondar en la realidad como de ser conscientes de nuestro interior.
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