-¿Maestro, qué opinas de los ideales? -Preguntó un discípulo.
-Los ideales son bellos sueños de mundos perfectos en los que no haya sufrimiento, en los que reine el amor, la paz, la felicidad, peero también son mundos hechos a la medida de los deseos e ilusiones de los idealistas. ¿Eres consciente de todos estos aspectos? -Contestó el Maestro.
-Soy consciente de que los ideales son buenos porque pretenden contruir un mundo mejor que el que tenemos, el cual es injusto, cruel y opresivo.
-Contestó el discípulo.
-Los idealistas pretenden construir un mundo mejor, pero lo hacen sin tener en cuenta tres realidades: La realidad de la Naturaleza, la realidad de la sociedad, y la realidad de los niveles de conciencia de la mayoría de las personas. -Dijo el Maestro.
-¿Y eso que importa? Lo importante es el amor y las mejoras. -Objetó el discípulo.
-La realidad de la Naturaleza no se puede cambiar, pero el idealista siempre ha intentado dominar esa realidad para ponerla al servicio de sus ideales, y de esta manera contribuye a los desequilibrios y a las destrucciones medioambientales. -Dijo el Maestro, y guardó silencio a la espera de la réplica del discípulo, réplica que se produjo inmediatamente:
-Pero los ideales ecologistas pretenden proteger a la Naturaleza. -Objetó el discípulo.
-Los ideales ecologistas aman a la Naturaleza, pero no contemplan la idea de armonizar con Ella, sólo contienen el deseo amoroso y compasivo de proteger a todos los seres vivos y de evitarles todo tipo de sufrimiento, es decir, son ideales moralistas y al serlo son artificiales, y por lo tanto no son naturales. -Dijo el Maestro, y el discípulo guardó silencio para reflexionar sobre las palabras del Maestro, el cual continuó:
-Cambiar la sociedad siempre implica luchas, conflictos, dramas y tragedias, pues siempre son muchos los que se oponen a los cambios y luchan para conservar lo que tienen y aquello en lo que creen. Tal vez tu pienses que quienes se oponen a los ideales son unos egoístas, o unos malvados, o unos corruptos, o unos ignorantes, pero lo cierto es que existen y que oponen, y los idealistas no les reconocen sus derechos a desear lo que desean y a creer aquello en lo que creen, pues los idealistas sólo reconocen como derecho aquello que ellos consideran que es bueno. -El Maestro hizo una pausa para buscar bien las palabras y continuó:
-Cambiar los niveles de conciencia no puede hacerse a voluntad ni con argumentos, pues los niveles de conciencia evolucionan lentamente, así sólo se puede intentar cambiar las creencias y las actitudes, peero esto siempre significa forzar, siempre implica imponer las propias convicciones a los demás.
-¿Entonces, ante los problemas existentes qué puede hacerse? -Preguntó el mismo discípulo.
-Lo que en cada momento resulte posible, y lo que resulta posible es lo que acepta la realidad de la Naaturaleza, lo que entiende que la sociedad sólo puede cambiar cuado se eleven los niveles de conciencia, y que estos niveles de conciencia sólo se elevan como parte del ritmo natural del Univereso, y sobre todo, como consecuencia de las tensiones interiores de los individuos. -Concluyó el Maestro y guardó silencio.
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