domingo, 25 de noviembre de 2018

VIVIR LA VIDA


  -¿Por qué caminamos? -Preguntó Caminante a Viejo Maestro. 

  -Porque dentro de nosotros existe una energía, un impulso, una intuición que nos impulsa a ello. 
 -Respondió Viejo Maestro. 

 -¿Pero por qué hay tantos horizontes y muchísimos más caminos? -Preguntó Caminante.

 -El horizonte y el camino los escoge la conciencia, y cada cual nace con un nivel de conciencia diferente el cual evoluciona a lo largo de la vida. -Respondió Viejo Maestro. 

  -¿Tenemos capacidad para dirigir nuestra propia vida? -Preguntó Caminante. 

  -En teoría sí, eres libre de hacer varias cosas ante cada situación que se te presente en la vida, y en función de lo que hagas una parte de tu vida será de una manera o de otra. Sin embargo, a mi la experiencia me ha mostrado que en cada momento sólo hacemos aquello que la pugna entre nuestro nivel de conciencia y nuestros lastres nos permite hacer, es decir, hacemos lo que hacemos porque en el momento de hacerlo no hubiéramos podido hacer otra cosa, pero esto se descubre después de hacerlo, antes de hacerlo creemos que podemos tomar diversos caminos. -Respondió Viejo Maestro. 

  -Me parece muy importante esto que dice, sigue por favor. -Pidió Caminante. 

  -Por otro lado, está lo que el flujo natural de la vida nos va presentando en cada momento. Sobre eso no tenemos ningún control, ni como individuos, ni como sociedad, ni como especie, por más que la mayoría de la gente se empeñe en dominar ese flujo natural. Aquí de nuevo nos encontramos ante la pugna entre nuestro nivel de conciencia y nuestros lastres e insuficiencia, aquí se nos presentan las opciones de intentar dominar los acontecimientos o bien la opción de permitir que los acontecimientos sigan su curso natural. 
-Dijo Viejo Maestro. 

 -¿Crees que existe el destino? -Preguntó Caminante.

 -Yo no habla nunca de destino, sino de la evolución de nuestra conciencia. Verás, en mis años de caminante he deducido lo siguiente: el ritmo del Tao hizo que naciéramos con un determinado nivel de conciencia, ese nivel de conciencia evoluciona en función de nuestras vivencias, y esas vivencias unas veces las provocamos nosotros con nuestros actos y con las conclusiones que sacamos, pero hagamos lo que hagamos, una parte de nuestras vivencias dependerán del flujo natural de las cosas, es decir, del ritmo del Tao. Para que puedas entenderme, es como si fuéramos prisioneros de la fidelidad a nuestra conciencia y del flujo del Tao, al igual que el agua de un río es prisionera del cauce por el que corre, y se da la aparente paradoja de que siendo prisioneros es cuando armonizamos y nos liberamos, mientras que cuando vivimos fuera de esa "prisión" (que es la mayoría de las veces), lo único que conseguimos es esclavizarnos a nuestros deseos y pagar un alto precio en sufrimiento por el hecho de vivir en desarmonía con el ritmo del Tao.
-Contestó Viejo Maestro. 

 -Pero tu hablas mucho de libertad interior, de no vivir prisionero de ningún cauce. -Dijo Caminante como si viera una contradicción en las palabras de Viejo Maestro.

  -Sí, y esa libertad interior al liberarme de las creencias y de los conceptos, al permitirme experimentar directamente el flujo natural de las cosas, es la que me ha permitido llegar a estas conclusiones y alcanzar algunos momentos de armonía y de liberación. -Concluyó Viejo Maestro.

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