-¿Y si estuvieras equivocado respecto al horizonte hacia el que caminas? -Le dijo su amigo Juan a Caminante.
-Las equivocaciones de los demás nos resultan muy fáciles de ver. Por el contrario, las equivocaciones propias sólo somos capaces de verlas después de haberlas cometido, por eso, para mí lo importante es profundizar y caminar. -Respondió Caminante.
-Explícate mejor. -Pidió Juan.
-Hay cosas que ignoro y que no se como conocer. Hay sabiduría que no se como adquirir. Tengo deseos de los que no sé como liberarme. Tengo miedos que no se como superar. Tengo limitaciones que no se como dejar de tenerlas o como aceptarlas. Tengo emociones que no se como armonizar, y tengo agitaciones que no siempre se como serenar. Por eso sigo profundizando y sigo caminando. -Dijo Caminante.
-Perdona que insista. ¿Y si estuvieras equivocado?. -Dijo Juan.
-He seguido otros caminos, conozco sus consecuencias, observo el fluir natural de las cosas, profundizo, escucho a mi conciencia, hasta ahí llega mi capacidad para el conocimiento. Puede que más adelante vea mis equivocaciones o mis ignorancias actuales, puede que más tarde corrija mi rumbo, pero ahora sólo se seguir el camino que estoy siguiendo, el camino que me lleva. -Respondió Caminante.
-¿Y cómo crees que será el llegar al horizonte hacia el que caminas? -Preguntó Juan.
-Como no lo he alcanzado no puedo saber como será, sólo se que siento dentro de mi el impulso, la intuición de caminar en esa dirección, y mientras no llegue voy aprendiendo del camino, afrontando las dificultades y disfrutando de los regalos que me hace. No puedo decirte más. -Contestó Caminante.
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