Cuando damos lo que cultivamos,
aunque pocos lo valoren y agradezcan.
Cuando no nos sometemos a lo dominante,
pero no arrastramos a nadie a nuestro combate.
Los demás viven y cambian a su manera.
Cuando lo comprendemos y aceptamos,
nos liberamos de decepciones,
de estrategias y de esperas.
Cuando caminar por nuestra senda,
a nuestro interior no lo fuerza.
Y está lo caminado y lo volado,
y lo que por caminar y por volar nos queda.
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