No importa el tamaño,
ni el color de las plumas,
ni el trino, ni el canto,
ni si se posa en las ramas
o en el suelo,
importa de donde viene,
y a donde va con su vuelo.
El humilde y sencillo gorrión,
aprovecha los artificios humanos,
pero no tiene que escapar,
porque en ellos no está atrapado.
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