La simplicidad y la paciencia aumentan la libertad y la sabiduría, y unidas a la compasión, tenemos a la persona completa, pues quien es libre, sabio, y siente compasión, se ayuda a sí mismo en su camino hacia la armonía, enseña a los demás a descubrir lo que son, y siente la predisposición a ayudar incondicionalmente a quienes no saben o no pueden ayudarse a sí mismos.
Y todo ésto sin necesidad des elaborar creencias complejas sobre el Bien y el Mal, sin necesidad de complejas éticas y moralidades sobre deberes, sobre responsabilidades, sobre culpas, sobre premios, sobre castigos, sobre empatías, sobre perdones....
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