Cuando lo más importante es conseguir lo deseado, la aceptación de lo que somos y de lo que tenemos es vista como resignación.
Así, unos luchan por ser más y por conseguir más, y mientras van consiguiendo victorias se sienten satisfechos de sí mismos y de sus estrategias, afianzándose en ellas.
Cuando las derrotas y las frustraciones se suceden, vienen las decepciones, las resignaciones, y con ellas las búsquedas de consuelo, de evasiones, de todo tipo de placeres que hagan soportable el dolor y la frustración.
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