Dejar que las cosas sigan su curso natural. Cuando se practica el hacer sin forzar, todo ocupa el lugar que naturalmente le corresponde. Sin embargo, no se consigue lo deseado. Por lo tanto la cuestión reside en si preferimos que lo natural suceda, o que suceda lo que deseamos.
Cuando preferimos que suceda lo que deseamos, nos encontramos con unas tensiones entre nuestras creencias y nuestras resistencias. Éstas tensiones pueden tener dos consecuencias:
*Que nos desequilibremos y perturbemos.
*Que se eleve nuestro nivel de conciencia.
Generalmente, primero nos desequilibramos y perturbamos y después viene la comprensión y la elevación de nuestro nivel de conciencia, de tal manera que cada vez orientamos más nuestra vida hacia permitir que las cosas sigan su curso natural.
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