LO SOCIAL, LO INDIVIDUAL, LO ESPIRITUAL

 

   Estemos en los lugares o en las circunstancias en los que estemos, somo como gotas de agua compartiendo lugar y circunstancias con otras gotas.

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 En la dinámica de lo social nos encontramos con dos grandes aspectos: Unas veces domina una tensa polarización y otras veces domina una gran fragmentación. En ambos casos estamos ante grandes complejidades, que a su vez son causas y consecuencias de los muchos y variados deseos, creencias y conflictos. 

  Cuando las personas le dan más importancia a sus propias vidas individuales que a lo social, empiezan a producirse cambios en las personas, y sólo esos cambios producen sociedades más libres, más igualitarias, más solidarias y más pacíficas. 

  Cuando las personas le dan más importancia a su mundo interior que a los otros aspectos de su vida, se desarrolla en ellas la espiritualidad. Pero la persona espiritual tiene que aprender a cultivar su soledad, tiene que aprender a soportar, tanto a lo social, como a los egos individualistas de las personas con las que se relaciona, y tiene que aceptar que no puede cambiar a los demás. El verdadero sabio sólo enseña a que cada cual descubra por sí mismo lo que lleva dentro.